Viejo vino en nueva botella
Las distintas propuestas de los aspirantes a La Moneda parecen coincidir en el diagnóstico de lo necesario que es fomentar la innovación y el emprendimiento en el país. Lo anterior, no solo por ser un importante instrumento que potencia el crecimiento y desarrollo de nuestra economía, sino también por la oportunidad que trae en la generación de empleos y derrame de beneficios al tejido productivo empresarial.
Pese a esto, me llama la atención lo limitado del debate. Quienes han hablado de este tema lo hacen con viejas ideas, que son poco innovadoras. Se mencionan generalidades que poco ayudan a entender qué es lo que realmente desea hacer cada uno de los equipos programáticos de los candidatos en carrera, en cuanto a innovación y emprendimiento para los próximos cuatro años.
Al mismo tiempo, se ha debatido mucho sobre los programas de Corfo. En este ámbito, se ha argumentado si es bueno o malo incentivar políticas pro emprendimiento para extranjeros (Start-Up Chile), y si éstas deben enfocarse en algunos sectores, o en todos, impulsando el crecimiento y competitividad de los emprendedores en cualquier área de conocimiento. Sin embargo, nada nuevo aparece en la discusión.
Para analizar en detalle, veamos lo que dice el equipo del candidato Sebastián Piñera, en relación con este tema. “Debemos impulsar la economía, facilitando la implementación de nuevos proyectos de inversión que saquen a Chile del pantano en que está”. A lo anterior, agrega, “se debe buscar eliminar trabas y burocracia para emprender, racionalizar las regulaciones y fomentar una mayor competencia en los mercados, sobre todo reduciendo barreras a la entrada”.
Creo haber escuchado este discurso antes. Lo que me preocupa de estas palabras es que se siga fomentando y promoviendo cualquier tipo de emprendimiento en Chile. En este aspecto, no da lo mismo incentivar cualquier tipo de negocio, ya que su resultado incide de manera directa en nuestra economía. Lo que yo esperaría es que se pusiera el foco en emprendimientos innovadores.
Por otro lado, el equipo del candidato presidencial, Alejandro Guillier ha señalado que “quiere aplicar un impuesto del 0,01% de las ventas a las empresas con ingresos mayores a 100 mil UF, con el objetivo de fomentar la innovación a través de exenciones tributarias para quienes generen más innovación”.
Respecto de esta propuesta se sigue insistiendo en que las grandes empresas sean las que innoven. Eso me parece extraño, ya que las de menor tamaño es en donde se toma el riesgo de emprender e invertir en innovación.
Las grandes empresas, o aquellas cuyas ventas superan las 100 mil UF anuales casi no producen innovación. Éstas prefieren comprar tecnología o prototipos que den resultados.
Por esta razón, creo que con esta medida se quiere seguir entregando beneficios a las grandes organizaciones, las que utilizan toda su ingeniería tributaria para aprovechar exenciones impositivas, para pagar menos impuestos y de innovación poco y nada se les escucha hablar.
Ambos candidatos coinciden en algunos aspectos, tales como aumentar el gasto en I+D como porcentaje del PIB, pedir a los grandes privados que destinen mayores recursos al ámbito de la innovación, y mejorar la experiencia de programas tipo Start-Up Chile, así como aumentar y fomentar actividades innovadoras.
La única diferencia entre ambos es cómo obtendrán los fondos necesarios para aumentar en Chile la inversión pública, y potenciar la privada, en ciencia y tecnología.
Los programas de los presidenciables, en materia de emprendimiento e innovación, no han planteado ninguna propuesta que ponga el acento en primer lugar, en el fomento del trabajo de personas innovadoras, y, en segundo lugar, en entregar más recursos en emprendimientos por oportunidad más que por necesidad.
Estos dos aspectos son clave para ayudar al crecimiento y desarrollo futuro de nuestra economía.
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