A propósito de la PSU

Pablo Mecklenburg
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Rápido, muy rápido el Gobierno salió a sacar cuentas de puntajes PSU y liceos Bicentenario, bien se entiende, hay que sumar puntos en la próxima CADEM y educación, según todas las mediciones, es la tercera prioridad de las chilenas y chilenos.

Sin embargo, salir a explicar resultados de liceos Bicentenario como índice exitoso es una apuesta arriesgada y muy débil desde el punto de vista técnico.

En Chile existen 60 liceos Bicentenario, desde el  año de su creación han aumentado la matrícula de 26.400 alumnos el año 2010 a 33.200 el año 2017 lo que es un excelente dato.

Sin embargo, decir que  este es el camino porque  luego de 10 años 10 liceos  de 60  que existen entran al ranking de mejores resultados, es decirle al país que para el 2030 el 14 % de los liceos bicentenarios que existan podrían tener una PSU dentro de la 10 mejores, dato muy pobre para tanto tiempo y mucha inversión, a lo que se suma la pregunta, ¿qué se hace con el resto de los de liceos del país que no son Bicentenario?

Tenemos un problema serio en la calidad de nuestro sistema escolar, pero es el mismo en todos los tipos de establecimientos, la diferencia hoy en los resultados la hace el capital social y cultural de la familia, débilmente el colegio, los que más tienen resuelven con profesores a domicilio o preuniversitarios, los que no tienen, no lo pueden resolver y eso hace que los colegios particulares pagados tengan casi 100 puntos en promedio más que las escuelas municipales. El problema se resuelve con recursos económicos y no con gestión pedagógica.

Creo que el país va en la dirección correcta, si esa dirección es más profundidad a la Ley de Inclusión, más profundidad a la Carrera Docente, más profundidad a la no selección y a la gratuidad, pues estos factores combinados darán en el tiempo una combinación de componentes, que tensiona en el buen sentido a las comunidades educativas en la búsqueda de respuestas pedagógicas acertadas.

La Carrera Docente conlleva tres hechos fundamentales, la carrera misma que da a las y los docentes un derrotero con certezas, de que a mejor desempeño mejor remuneración, que también genera un equilibrio adecuado del tiempo de los docentes entre el que invierte en aula como el que destina a la preparación de las tareas para una buena gestión y cobertura del currículo.

La no selección y gratuidad permitirán a todas las familias elegir el establecimiento para sus hijos, imponiendo así aulas diversas y desafiantes.

Junto a esto se hace necesario también pensar en una nueva Prueba de Selección Universitaria, una que permita a los estudiantes de los liceos Técnico Profesional enfrentar el reto de manera correcta.

Quedan desafíos grandes, uno de ellos la formación inicial docente, proceso en cual se han dado pasos fundamentales en los últimos años; sin embargo, se debe sumar a  la acreditación obligatoria a las carreras de pedagogía, una mirada a las mallas de formación de estudiantes, volviendo a mirar el equilibrio necesario entre la formación en la especialidad, general y pedagógica.

Necesitamos profesores con grandes habilidades pedagógicas, con capacidades de liderazgo y con una amplia formación que les de herramientas para enfrentar una aula diversa en un país diverso.

En definitiva, anotar como un triunfo que el 10% de un determinado tipo de liceos subieron sus puntajes promedios, puede ser una utilización muy ágil de un resultado de una prueba que tiene objetivos de selección y no es un instrumento de medición de la calidad de proceso.

Los liceos Bicentenario pueden constituirse como un aporte, pero sin selección para que no nos hagamos la trampa de tener buenos resultados, con alumnos que si o si tendrán éxito estudien donde estudien.

Por lo tanto la PSU, debido a que hay muchas variables, que desbordan su resultado final más allá de lo que se hace en la gestión pedagógica de los establecimientos, no puede ser considerada un parámetro de evaluación del sistema escolar de la Enseñanza Media.

La PSU debe existir, esta u otra, pues es el sistema que el país se ha dado para seleccionar a los estudiantes que van a la Universidad, en el mundo hay diversas maneras de hacer esto y la nuestra funciona, no es la PSU la responsable de las deficiencias de gestión curricular y pedagógica de los colegios.

Dicho lo anterior, no quisiera ver a las autoridades de mi país, usar esta prueba para justificar o descartar alguna decisión de política pública en educación escolar, hacerlo es hacer magia educacional, bonito truco, pero poco veraz al final del día.

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