La catástrofe educativa tocó fondo en todos sus ámbitos. Aprendizaje, asistencia, convivencia y más. Según mediciones del programa Leer es Poderoso, el 65% de los niños en segundo básico sólo alcanza la lectura silábica. El ausentismo grave de 2022 llegó al 38%. A su vez, cerca de 9 mil denuncias por violencia se han ingresado a la Superintendencia de Educación a septiembre de este año.
La recuperación de los aprendizajes debe ser una cruzada país y en este sentido, los jóvenes tienen mucho que aportar porque son una gran fuerza movilizadora.
Propongo que, en los próximos trabajos de verano, junto al tremendo aporte que hacen al construir casas, los estudiantes fortalezcan la lectoescritura de los niños de esos hogares y de sus vecinos. También, que además de su gran labor de propagar la fe, las misiones religiosas promuevan la lectura y el aprendizaje de niños y niñas que visitan.
Ya hay estudiantes que se han unido a esta causa, nuestro programa Leer es Poderoso, y esperamos que se sumen más para así poder llegar a 10 localidades de Chile.
En tiempos de crisis, esa alma misionera a la que el Padre Hurtado tanto nos invitaba tiene mucho que ver con la acción frente a las urgencias sociales. Contento, señor contento estará Chile cuando logremos avanzar en mejoras educativas.
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