En el presente mes se celebra el Día de la Educación Parvularia, que en estricto rigor corresponde al 22, fecha en que se estableció legalmente la creación de la primera escuela universitaria formadora de educadoras de párvulos, en la U. de Chile, que había iniciado sus actividades en forma experimental en 1944.
Pero la educación parvularia es mucho más antigua; de hecho, la primera escuela de párvulos pública se creó en 1864 en Santiago, por tanto, tiene 157 años, período bastante amplio para analizar sus avances, detenciones y retrocesos.
En este momento histórico que nos encontramos, repensando nuestro país y por consiguiente sus instituciones y funcionamiento, la educación debería pasar a ser centro de la reconstrucción de la nueva sociedad que queremos para un Chile mejor. En ello, la educación parvularia que inicia el sistema educativo, y atiende una etapa formativa tan relevante como son los primeros años de vida, debería ocupar un lugar central en los programas de gobierno que se han desarrollado y en la futura Constitución.
Si tuviéramos que indicar cuáles deberían ser los avances fundamentales que incluir en ellos, consideramos que los siguientes aspectos -a lo menos- deberían ser asumidos con plenitud y efectividad:
- Que la Constitución reconozca el Derecho a la Educación desde el nacimiento y que puede ser impartido a través de diferentes modalidades educativas, siendo todas válidas en la medida que cumplan ciertos criterios comunes que aseguren una educación adecuada que considere la pedagogía propia del nivel
- Que la lamentable actual cobertura de atención del nivel, sólo 50% de los niños desde el nacimiento hasta los 6 años, aumente significativamente con financiamiento adecuado y un sistema de gestión que la facilite resguardando las normativas básicas que aseguren lo educativo y la seguridad que requieren los párvulos
- Que se aborde un sistema de calidad de apoyo real. Esto significa cambiar tanta normativa restrictiva y analizar la temática desde un paradigma de la complejidad con todos los factores que intervienen en ello y que limitan o facilitan las cualidades de un proceso educativo según como se orientan y potencien a párvulos y sus educadores. Evitar la sobre escolarización y facilitar la iniciativa e intereses de los de los niños/as debe ser uno de los tantos ejes a trabajar, en un ambiente de respeto al rol profesional del Educador/a de Párvulos y las comunidades educativas.
- Que se revisen los objetivos que se pretenden favorecer; los tiempos post pandemia demandan otros énfasis: lo emocional-social; lo valórico, el desarrollo sostenible, en fin, una educación más humana que ayude a superar las enormes falencias que hemos observado en nuestro proceder social en este duro pero aleccionador período que hemos vivido.
Ojalá estas sugerencias, se consideren en todo lo que se piensa instalar o profundizar en la futura Constitución y en el programa de gobierno definitivo que se realice en el próximo período presidencial. Para la educación parvularia y todos los que participamos en ella sería el mejor "regalo". De esta manera, podremos decir con verdadera fuerza y esperanza: ¡Feliz día de la educación parvularia!
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