Hace pocas semanas se presentaron los nuevos estándares de la profesión docente que orientan, por un lado, el proceso de formación inicial y, por otro, la labor de los docentes en ejercicio a través del nuevo Marco para la Buena Enseñanza. Dos aspectos relevantes que este último aborda son la importancia de la reflexión en el ejercicio de la profesión y el trabajo colaborativo, ambos relacionados al dominio de responsabilidad profesional, específicamente al compromiso de aprendizaje continuo. Es importante destacar que tanto la reflexión como la labor colaborativa, son elementos centrales de investigación.
En el ámbito educativo, desde hace un tiempo se ha relevado la importancia del practitioner research o investigación en la práctica, que muestra otra arista de la profesión enfocada al profesor como investigador con dos fines establecidos: investigar para mejorar la propia práctica docente e investigar para mejorar el proceso de desarrollo integral de los y las estudiantes.
El primer fin, relacionado a investigar para mejorar la propia práctica, es ampliamente promovido por el nuevo Marco de la Buena Enseñanza. En este ámbito, la reflexión docente juega un papel fundamental para analizar el cómo estoy ejerciendo mi labor. Para esto es importante considerar lo que reflexiono y las decisiones que tomo, mientras estoy realizando la clase (reflexión en la acción) y, además, las decisiones que tomo una vez finalizada la clase, cuando analizo diversos aspectos, como por ejemplo, efectividad de la enseñanza y del aprendizaje (reflexión sobre la acción). Si bien la reflexión tiene un carácter individual, esta también puede ser realizada de manera grupal, conformándose de esta manera las comunidades de aprendizaje, en donde a través del trabajo colaborativo, se fortalecen competencias profesionales que mejoran la práctica docente.
El segundo fin, que es otro rol de la investigación menos visible, pero no menos importante, se relaciona con el investigar para promover el desarrollo integral de nuestros estudiantes, que involucra, por ejemplo, explorar aquellos aspectos que influyen en la efectividad del aprendizaje como por ejemplo identificar los niveles de autoestima escolar o saber cómo se están desarrollando las relaciones sociales entre los estudiantes, ya que ambos son aspectos que lo pueden facilitar u obstaculizar este proceso. Para esto, se debe levantar información objetiva que permita la toma de decisiones informada por parte del docente, todo con el fin de promover la mejora.
Un segundo ejemplo de este fin se relaciona con la obtención de información objetiva que le permita identificar el nivel de desarrollo o dominio que tiene cada uno de sus estudiantes respecto a un ámbito específico. A través del análisis de las evaluaciones formativas y/o sumativas, los docentes pueden identificar los distintos niveles de desarrollo que coexisten en su curso y así poder tomar decisiones sobre cómo seguir abordando su clase, en término de avanzar en lo planificado o seguir reforzando aquellos aspectos que se encuentren más débiles. Lo anterior, se relaciona directamente con el aseguramiento del aprendizaje de todos y cada uno de sus estudiantes.
Con esto se consolida la importancia del uso de la investigación y del perfil del docente investigador, dado que así se resguardarán elementos tan importantes como el evitar la formación de lagunas de aprendizaje, las que han estado presente en nuestra educación en las últimas décadas y que se han incrementado aún más en el contexto sanitario actual, promoviéndose de esta manera que se acorten las brechas de aprendizaje, asegurándose así un estándar de calidad y equidad, aspectos tan anhelado y debatidos actualmente en educación.
Desde Facebook:
Guía de uso: Este es un espacio de libertad y por ello te pedimos aprovecharlo, para que tu opinión forme parte del debate público que día a día se da en la red. Esperamos que tus comentarios se den en un ánimo de sana convivencia y respeto, y nos reservamos el derecho de eliminar el contenido que consideremos no apropiado