Lo que somos

Luis Nitrihual

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La discusión que se ha abierto acerca de las rentas en las universidades privadas y públicas, especialmente en las estatales, en una de cuales tengo la oportunidad -entregada por mi comunidad académica- de dirigir una facultad, me permite hablar sobre el quehacer de nuestras comunidades educativas.

Sin evitar la discusión de fondo, es decir las altas rentas que ostentan algunos o algunas académicas, creo necesario avanzar en regulaciones de bonos o distintos tipos de incentivos a la productividad científica, la gestión universitaria u otro tipo de actividades docentes. Esto permite seguir incentivando la producción, pero con marcos y límites mucho más claros. Transparentes siempre han sido, pues la información es pública y se puede consultar en las páginas de todas nuestras universidades. Esta política de transparencia debería estar presente en todas las instituciones que reciben aportes del estado. Todos debemos estar sometidos al mismo escrutinio público pues las universidades no son cualquier tipo de empresa.

Dicho eso, hay que dejar a firme, como dirían los abogados, lo que representamos como universidad pública y que nos distingue en el concierto nacional e internacional. Esto con la finalidad de no confundir a la opinión pública. En términos generales, el 2023 -según el ranking Cewur- la Universidad de la Frontera se ubica en el 9° lugar nacional. Si quitamos a las 5 universidades metropolitanas que, por razones obvias, tienen un volumen mayor de posibilidades, nos ubicamos terceros, detrás de la Universidad de Concepción y de la Universidad Austral de Chile. En el Ranking QS, uno de los más prestigiosos del mundo, la UFRO se ubica 11ª a nivel nacional y 1001 a nivel global. Nuevamente, si sacamos de la ecuación a las universidades centrales, nos ubicamos dentro de las primeras. Por citar solo un contraejemplo, hay universidades metropolitanas que ni siquiera aparecen en el QS u otro ranking de prestigio. Pues bien, esto mide la calidad; lo que debe importar en el quehacer universitario y científico.

En términos de productividad científica, este 2024 la UFRO se movió entre el 1° y 5° lugar en adjudicación de proyectos altamente competitivos a nivel nacional. Según los datos publicados por el Consejo Nacional de Educación, este año superamos los 11.000 estudiantes matriculados en distintas áreas del conocimiento tales como las ingenierías, las ciencias, las áreas médicas, las pedagogías, las ciencias sociales y otras áreas del conocimiento. En su esfuerzo por avanzar en una mayor complejidad en la formación de capital humano, la UFRO ha creado 12 doctorados, 27 magísteres, 25 especialidades médicas, 5 especialidades odontológicas, 9 especialidades en enfermería, entre otros programas, dando cuenta del compromiso institucional en la formación de profesionales comprometidos con la región y el país.

Hemos publicado más de 1.100 artículos científicos sólo el 2023, de las cuales el 60% se encuentran indexados en el repositorio más prestigio a nivel mundial (Web Of Science). Cuando hablamos de impacto social, necesariamente debemos hablar de emprendimiento, innovación y desarrollo. Nuestra universidad, al 2023, ha aumentado en 100% su número de patentes respecto al 2018, y hemos prestado asesoría a 700 empresas en nuestra sede de Temuco.

Como principio -termino por agregar- estos son logros de toda la comunidad universitaria. En eso, sostener la participación estamental como un principio que guía el quehacer de la mayoría de las universidades públicas, es siempre importante pues formamos en los mejores valores de lo público: El pluralismo, la diversidad, la promoción de las derechos humanos y el respeto por la democracia.

Hoy más que nunca, si bien es necesario corregir, hay que reafirmar que la universidad moderna, en la forma competitiva en la cual la concebimos, descansa en sus indicadores y en eso, las universidades regionales, públicas, estatales y laicas, nos distinguimos por la excelencia de nuestro quehacer.

Eso somos.