Culminaron los dos días en que el país ha celebrado diversos patrimonios culturales, actividad coordinada desde el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio y que se realiza en conjunto con cientos de organizaciones públicas, privadas y de la sociedad civil, desde 1999. Su propósito es "promover el disfrute, conocimiento y reflexión ciudadana sobre los patrimonios en Chile", y este año se hizo ya en forma presencial, con gran participación de la ciudadanía, lo que es muy positivo, por cierto.
Sin embargo, si miramos nuestros edificios históricos, observamos un deterioro tal que no se condice con este interés que la ciudadanía manifiesta en estos días. Los rayados, la suciedad y el descuido no dice relación con aquellas personas que se consideran "ciudadanos" en la concepción renovada que incluye derechos y deberes, entre estos últimos, cuidar el ambiente en que vive.
La doctora Sonia Montecino, Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales, expresa en una reciente entrevista que el menoscabo hacia el centro de Santiago quizás radique en que "los significados de sus calles, edificios, parques, instituciones, mercados y ferias entre otros elementos ya no son objeto de una memoria transmitida, y sin transmisión difícilmente el contenido de un 'nosotros' inscrito en estas materialidades y símbolos, puede despertar afecto". Mucha razón tiene esta destacada antropóloga.
Los patrimonios deben "activarse" para convertirse en ello, para lo que no basta su sola presencia y la visita una vez al año; se requiere conocer su historia, reflexionar sobre su sentido actual colectivo y personal, y ocuparse de ellos. Hay interesantes iniciativas "ciudadanas" de grupos de vecinos que protegen sus barrios, pero también debería ser parte activa de los programas escolares.
En educación parvularia, las experiencias de desarrollo de "currículos culturalmente pertinentes" lo han favorecido, como las que se han llevado a cabo en jardines infantiles y escuelas de Punta Arenas, Santiago, Castro y San Bernardo. Pero falta continuidad, no sólo en los demás niveles del sistema educativo, sino en las juntas de vecinos o clubes deportivos
Los niños, niñas, jóvenes y adultos también deben buscar sus bienes culturales y naturales que deseen convertirlos en patrimonios junto con conocer y respetar los de otras generaciones. Sólo así podremos tener pueblos, ciudades, campos, vías, donde sea un agrado conocerlos, pasear por ellos, transitar o vivir en ambientes gratos y sanos con significados para las personas.
Deseamos un Chile mejor, y hay que partir por la casa con significados, para que sus habitantes puedan desplegar otras habilidades y actitudes por el bienestar de todos y todas.
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