En las últimas semanas se han publicado diversas opiniones y análisis sobre los riesgos de incorporar las nuevas tecnologías, como la Inteligencia Artificial (IA), en diferentes áreas. Se ha comunicado que este desarrollo tecnológico reemplazará profesiones, lo que ha creado una atmósfera de incertidumbre y duda respecto al uso de estas nuevas herramientas.
Sin embargo, escasamente se ha hablado de las mejoras en la calidad de vida de las personas que estos nuevos desarrollos ya están generando. Un ejemplo de esto es la reducción de las listas de espera en hospitales de Chile, gracias a un sistema basado en inteligencia artificial, desarrollado por la doctora Jocelyn Dunstan. Otro ejemplo relevante son los sistemas de gestión de aprendizaje (LMS), cuya función es optimizar las tareas administrativas de los profesores y líderes escolares, como es el caso de Lirmi, un software creado en Chile, y que actualmente tiene un alcance internacional. Estos son solo dos ejemplos, de los innumerables beneficios que el desarrollo tecnológico trae a nuestras vidas.
Justamente esta semana apareció una publicación en un medio nacional en donde se adhiere a la idea de limitar el uso de celulares en las escuelas. El problema no es que los niños usen herramientas tecnológicas, el problema es que los adultos no hemos estado a la altura de los niños y jóvenes, para mediar y enseñar un uso apropiado de las diversas tecnologías. Al limitar el acceso a la tecnología en los entornos escolares, restamos oportunidades de desarrollo de habilidades requeridas en la sociedad del siglo XXI y al largo plazo, restamos oportunidades de desarrollo tecnológico nacional.
Hoy es el momento que los adultos nos hagamos cargo de estos desafíos, tenemos que estar a la altura de la nueva niñez y juventud, y para eso nos tenemos que informar y formar. A quienes estén interesados en repensar la educación y las posibilidades de la tecnología en nuestras salas de clases, les invito a revisar las iniciativas de algunas organizaciones nacionales e internacionales que trabajan en esta línea: A nivel nacional encontramos Fundación Kodea, Niñas Pro, Technovation Girls Chile, Club Ciencias Chile, Cuboeducativo, entre otras. A nivel internacional: Fundación Ciencia Joven, Fundación Telefónica, Fundación Girls Change Latin América.
Como adultos, no podemos simplemente restringir el acceso en los entornos educativos a herramientas tecnológicas, estas acciones solo van en desmedro del desarrollo de nuestros niños y jóvenes. Es nuestro deber otorgar una mirada educativa y constructiva de la tecnología.
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