Uno de cada tres apoderados señala no comprender las tareas escolares que reciben sus hijos en la escuela. Así lo revela un reciente estudio del Centro de Estudios e Investigación sobre Familia (CEIF), de la Universidad Finis Terrae.
La situación nos debe preocupar. Las tareas escolares son una herramienta fundamental para involucrar activamente a los padres en los procesos de aprendizaje de los estudiantes.
Además, permiten ampliar oportunidades, particularmente porque respetan el ritmo y estilo de aprendizaje de cada estudiante. Por otra parte, facilitan las experiencias de aprender, otorgando ocasiones para que los alumnos consulten diversas fuentes, pidan ayuda y cumplan con estándares de calidad. Y, para que estos objetivos se logren, el apoyo de la familia es fundamental.
La participación de los adultos en el apoyo a las tareas escolares, no requiere necesariamente que los padres tengan dominio sobre los contenidos específicos. Pero sí que cuenten con tiempo para acompañar a sus hijos en la búsqueda y selección de fuentes de información y en el control de calidad del trabajo realizado.
Para que esto resulte es importante que, al momento de planificar las tareas escolares, se consideren tres elementos claves.
Una planificación adecuada del tiempo, que sincronice efectivamente la demanda de tareas escolares evitando superponer deberes de diversas asignaturas en el mismo período de tiempo. Es fundamental respetar los períodos de descanso de los estudiantes y sus familiares, evitando que la carga de tareas genere rechazo por parte de los alumnos y de sus padres.
Disponer de la mayor información posible que facilite la participación de la familia en la gestión de las tareas escolares. Es fundamental compartir un calendario de las fechas en que las tareas se solicitan, como las fechas en que deben ser entregadas. Adicionalmente es importante informar condiciones especiales de cada tarea (individuales o colectivas, permiten o no permiten atraso, requisitos de entrega) y complementar con orientaciones pedagógicas para el estudiante, que puedan servir de guía a los adultos que acompañarán la realización de la tarea.
Contar con la oportunidad de recibir retroalimentación cualitativa de la tarea realizada. En este caso, la apreciación evaluativa es muy relevante para que el estudiante y su familia reconozca los desafíos y oportunidades de mejora que se le presentan y que contribuyen al desarrollo de la autonomía y protagonismo del alumno en su proceso de aprendizaje.
Estos desafíos requieren de herramientas modernas que apoyen tanto a los docentes en la generación, gestión y comunicación de las tareas escolares como así mismo a los estudiantes y familias en el cumplimiento de los desafíos señalados.
En este caso, las tecnologías de la información pueden cumplir un rol de apoyo y mediación que simplifique y agregue valor a este desafío escolar. Lo fundamental seguirá siendo, en todo caso, generar propuestas de tareas escolares de calidad pedagógica que ofrezcan a los estudiantes nuevas oportunidades y formas de aprender.
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