Acompañar después de los 18: deber del Estado

Valoramos la columna de Francisca González publicada en este mismo medio. Detrás de las cifras hay rostros: 33,6% de adolescentes en residencias de cuidado alternativo enfrenta una salida abrupta al cumplir 18. Lo más preocupante es que, en las indicaciones del Ejecutivo al proyecto que armoniza la legislación de niñez (Boletín 15351-07), no se incluyó ninguna propuesta para eliminar el requisito de "seguir estudiando" como condición para mantener acompañamiento y techo.

Ese vacío normativo convierte la protección en una puerta de salida forzada: quien no puede continuar estudios sea por rezago escolar, problemas de salud mental o ausencia de redes, queda sin hogar o expuesto a riesgos altísimos.

No hablamos de un privilegio, sino del deber mínimo del mismo Estado que asumió su cuidado. La experiencia internacional es clara: la transición a la vida adulta requiere tiempo, vínculos estables y apoyos flexibles. Condicionar a la educación superior perpetúa desigualdades y castiga trayectorias marcadas por vulneraciones.

Por eso pedimos corregir ahora. El Gobierno y la Comisión de Desarrollo Social están a tiempo de incorporar indicación que garantice continuidad de cuidados más allá de los 18, sin condicionamientos académicos, con alojamiento asistido, mentores, apoyos económicos y contención emocional. Si no, muchos jóvenes egresarán solos y serán abandonados sólo por cumplir años. Evitarlo no es opcional: es imperativo ético y legal.

Desde Facebook:

Guía de uso: Este es un espacio de libertad y por ello te pedimos aprovecharlo, para que tu opinión forme parte del debate público que día a día se da en la red. Esperamos que tus comentarios se den en un ánimo de sana convivencia y respeto, y nos reservamos el derecho de eliminar el contenido que consideremos no apropiado