La Tierra desde el espacio pareciera estar abrazada de agua, rodeada de océanos que se ven azules y profundos, ceñida de mareas, circunvalada de liquidez, contorneada de mar. El agua es el 70% de la superficie del planeta y son más de 1.386 los millones de kilómetros cúbicos que contiene, lo que permite la existencia de la vida en este orbe.
Y si es así de importante para nuestro globo terráqueo, imaginemos lo vital que es para el desarrollo humano, ya que es el principal componente químico de nuestro cuerpo y equivale entre 50% y 70% del peso corpóreo. Entonces dependemos del agua para las articulaciones, huesos, dientes, riñones, corazón, pulmones (entre otros). Simplemente, sin este líquido transparente, incoloro formado por dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno, no podríamos existir, ya que este solvente universal insípido nos humecta de vida.
La hidratación es tan importante que a falta de ella, se ven afectadas las funciones cerebrales, como la memoria, el pensamiento crítico y la capacidad de atención. Por lo tanto, el no acceso a la potabilidad significa para la infancia la disminución de su potencial de aprendizaje, subiendo de esta forma las ausencias escolares y las enfermedades relacionada a la carencia y parvedad.
En 2023, la Unicef declaraba que 1 de cada 3 niños y niñas está expuesto a una grave escasez de agua, lo que altera la salud mental y física de cientos de millones de infantes anualmente enfrentados a una vulnerabilidad hídrica extrema, que es una de las principales causas de muerte de menores de 5 años por enfermedades prevenibles. Y ni hablar de lo asociado a la higiene porque sin agua la higienización, aseo y limpieza pasan a ser fantasías escuchadas a los lejos, como un viejo eco que alguna vez quedó circulando en el aire y se va oxidando paulatinamente, así como lo olvidado y lo perdido.
Mucha de esta exigüidad e insuficiencia se debe al cambio climático, la ONU declara que "éste afecta el agua presente en el planeta de formas complejas. Desde patrones de precipitación impredecibles hasta la reducción de las capas de hielo, pasando por el aumento del nivel del mar, inundaciones y sequías: la mayor parte de cambio climático se reducen al agua".
El 72% de la superficie de nuestro país experimenta una aguda sequía. Por ejemplo, en la Región de Coquimbo este déficit de lluvias se empina al 85,9%.
Ante todo lo mencionado, es importante señalar, subrayar, acentuar y recalcar que Chile es el único país de Latinoamérica que cuenta con una práctica de transacción de los derechos al recurso hídrico, ya que no se considera el acceso al agua como una garantía esencial.
Y si vemos que el camino futuro se percibe seco, árido, desolado y desértico por el calentamiento global, no dejemos en voluntades el acceso a esta; así lo piden los niños y niñas de todas partes como los de Petorca, Freirina, La Higuera y Monte Patria.
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