El asalto en Brasilia

El 8 de enero de 2023, exactamente una semana después de que Lula Da Silva asumiera la Presidencia de Brasil, se produjo un asalto armado -protagonizado por miles de simpatizantes del expresidente Jair Bolsonaro- en contra de los edificios de los tres poderes del Estado, Palacio de Planalto, Congreso Nacional y Supremo Tribunal Federal.

Este ataque tiene la autoría de simpatizantes de Bolsonaro, quienes se oponen a reconocer el triunfo de Lula en las elecciones nacionales de octubre de 2022. El día antes del ataque, unos 100 buses procedentes de diferentes partes del país se dirigieron a la capital, los que se unieron a manifestantes que ya estaban instalados en la ciudad, sumando un número de aproximadamente 4.000 personas.

Como resultado, muchos espacios de los tres poderes resultaron con daños, varios objetos de arte fueron robados y, tras la intervención de la Policía Militar, hubo más de 1.200 detenidos. El gobierno de Lula decretó la intervención federal en Brasilia, por lo cual su gobernador, Ibaneis Rocha, aliado de Bolsonaro, fue suspendido de su cargo de manera temporal, hasta el 31 de enero.

Este intento de golpe en contra de un gobierno electo democráticamente nos recuerda un episodio acontecido exactamente dos años antes en el Distrito de Columbia, en la ciudad de Washington, el 6 de enero de 2021, conocido como "Asalto al Capitolio". Entonces, partidarios de Trump, desconociendo los resultados de las elecciones de noviembre de 2020 que daban la victoria al demócrata Joe Biden, irrumpieron violentamente en la sede del Congreso Nacional.

Las semejanzas entre estos dos acontecimientos, el asalto en Brasilia y el asalto al Capitolio, son remarcables, constituyendo una muestra más del poco respeto que tienen a la democracia liberal los líderes, partidos, movimientos y simpatizantes que conforman la nueva derecha radical. En ambos casos, se trata de intentos de golpe de Estado, de desconocimiento de los resultados de las respectivas elecciones, de un fuerte ataque a las instituciones democráticas de cada uno de estos Estados.

Además, así como hoy Bolsonaro niega su responsabilidad en el asalto a las instituciones brasileiras, también Trump hizo declaraciones similares, negando su participación en los eventos en Washington DC. Sin embargo, más allá de las declaraciones de ambos líderes, están los hechos que comprometen a sus respectivos gobiernos en un constante ataque al funcionamiento de la democracia liberal y sus instituciones.

Asimismo, junto con las semejanzas entre los ataques a estos dos distritos federales que representan Washington y Brasilia, hay que resaltar la fuerte sintonía entre los gobiernos de Trump y Bolsonaro, los que se han convertido en importantes referentes globales y regionales de la nueva derecha radical. Mientras fueron presidentes, ambos lograron una sintonía ideológica, manifestada en el rechazo a las instituciones democráticas, en las constantes críticas a los medios de comunicación, en la reiterada promoción de noticias falsas, en discursos fuertemente contrarios a los avances en materia de género, al mundo LGTBQ+, a grupos afroamericanos y, en general, a todos los colectivos minoritarios.

Esta alianza entre Trump y Bolsonaro no solo operó en términos de política interna, sino que, además, existió una agenda común en lo referente a muchos temas de política exterior. El eje entre Washington y Brasilia, durante estas administraciones, implicó miradas compartidas en tópicos tan diferentes como migraciones, cambio climático y conflictos internacionales.

El asalto a Brasilia, lo mismo que el asalto al Capitolio, es una muestra más de que las fuerzas de la nueva derecha radical siguen presentes y que buscarán, de una manera u otra, retornar al poder una vez lo hayan perdido, en cualquier parte del globo. A pesar de la derrota de Trump en 2020 y de Bolsonaro en 2022, estas fuerzas están vigentes en Estados Unidos y en Brasil, y también en muchas otras partes del mundo, sea en el gobierno o en la oposición. Más aun, están fuertemente conectadas entre sí a través de encuentros y cumbres periódicas.

Como ejemplo, en noviembre de 2022, se llevó a cabo en Ciudad de México la Conferencia Política de Acción Conservadora, en la que participaron, entre otros, el chileno José Antonio Kast, el diputado brasileiro Eduardo Bolsonaro, el asesor estadounidense Steve Bannon, el líder del partido español Vox, Santiago Abascal; y el diputado argentino Javier Milei.

En suma, los peligros y amenazas a las democracias liberales seguirán estando presentes en todas partes del mundo donde exista presencia de estas fuerzas. Los triunfos de Giorgia Meloni en Italia y de Benjamín Netanyahu en Israel, ambos en 2022, se suman a los obtenidos para la continuación de Viktor Orban en Hungría, entre muchos otros. No sería de extrañar que derrotas de Orban en Hungría o de Andrzej Duda en Polonia sean seguidas de un asalto a las instituciones democráticas en Budapest o Varsovia.

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