Que la presencia de Maduro incomode a nuestros políticos no extraña. La situación en Venezuela no es para nada buena y pocos son los que, en este país, creen en la legitimidad del próximo acto electoral venezolano. De que haya una mayoría de votantes que apoye a Maduro y que su oposición no haya sido capaz de articular una plataforma efectiva para acceder por la vía electoral al poder se habla poco. En cambio, muchos parecieran esperar un golpe militar.
Para lo que no encuentro confort es para comprender cómo es que a ninguno de nuestros políticos incomode la presencia de Temer. Es probablemente el más corrupto de los mandatarios latinoamericanos a juzgar por las evidencias en su contra que, contra todo sano juicio, se han desdeñado en Brasil. Y, atención, y no es el único de los honorables asistentes que está en esa posición.
Pero es que Temer además indigna no solo por haber producido un golpe de estado - como algunos quisieran que se de en Venezuela - con una tramposa acusación contra una Mandataria a quien nunca se le pudieron comprobar los cargos que le fueron mañosamente formulados.
Indigna, además, por aprovechar la misma miseria que sus políticas han generado para volcar contra ellas a las fuerzas militares, en una verdadera guerra contra el pueblo.
Y lo hace, desplegando un espectáculo armado para distraer la atención respecto de las miles de personas que se reúnen en la capital para pedir su renuncia y, de paso, el fin de las reformas contra el régimen previsional.
En este escenario busco confort.
Y la verdad es que no lo encuentro.
No pido que cancelen invitaciones porque ni corresponde ni me corresponde pedirlo. Pido consistencia, honestidad, valores cívicos entre nuestros representantes.
O, ¿es que se sienten cómodos junto a Temer? ¿Es que la corrupción, el racismo y la locura militar no significan nada para ellos?
¿Es que las miles de personas reunidas en Brasilia valen menos que las que se juntan en Caracas o en Santiago, en este caso para pedir el fin de las AFP? ¿Es que los heridos y muertos venezolanos merecen las honras que a los brasileños se priva?
Pido responsabilidad en el ejercicio de la democracia, ecuanimidad en los juicios y solvencia en los actos públicos. Quiero ser parte de una República y no espectador de un piscinazo en algún festival de la canción. Pero, en las opiniones que oigo, no encuentro confort.
Los políticos pueden estar tranquilos. Maduro no incomodará en la ceremonia de transmisión del mando. Podrá pues realizarse con todo el confort que la ocasión se merece. Ojalá semejante complacencia no se extienda a un pueblo que algo debiera oler mal en todo este espectáculo.
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