Genocidio en Gaza y el Tribunal de Nuremberg

En octubre de 1945, recién finalizada la II Guerra Mundial, se estableció en la ciudad alemana de Nuremberg un tribunal militar internacional para juzgar a los líderes nazis. A dichos líderes se les acusó de crímenes contra la paz, crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad. Como crímenes de guerra se entenderían las violaciones de las reglas de la guerra acordadas internacionalmente y como crímenes contra la humanidad el asesinato, el exterminio, la esclavitud, deportación y otros actos inhumanos cometidos contra la población civil, antes o durante la guerra y se agregaban diferentes tipos de persecución.

Sobre estas bases se dictó sentencia en octubre de 1946 contra cerca de 20 altos jerarcas nazis, de los cuales 12 fueron condenados a muerte. Las sentencias del Tribunal de Nuremberg sentaron un precedente para juzgar crímenes contra la humanidad en el futuro y así nació el Tribunal Penal Internacional (TPI) en 1998. Se estimó necesaria su creación, luego de que durante esa misma década se produjesen los genocidios de la ex Yugoslavia y Ruanda. Hoy hay 124 países de la ONU adscritos a dicha corte, de la cual se han restado principalmente las grandes potencias.

Ahora bien, a partir de octubre de 2023, el Estado de Israel ha masacrado en Gaza al menos a 60 mil palestinos. Sin embargo, si se considera a las víctimas que yacen bajo los escombros, a aquellas inidentificables, debido a que sus cuerpos resultaron destrozados por las bombas; y muchos de los más de 100 mil heridos que morirán probablemente en el futuro, y a quienes fallecerán por el hambre y las enfermedades, la cifra final de víctimas fatales se elevará por sobre las 200 mil.

Por este motivo, en noviembre de 2024 el TPI emitió sendas órdenes de captura internacional contra el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y su exministro de Defensa Yoav Galant, por crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad. En dicha resolución fue determinante la participación del grupo de 620 abogados chilenos, que presentaron pruebas documentadas y pormenorizadas de los ilícitos cometidos. Pese a que Israel no está adscrito al TPI, en este caso este actúa en subsidio, puesto que los tribunales israelíes no lo han hecho y, obviamente, no lo harán.

Se da además el caso de que los actos de barbarie que Israel está cometiendo en Gaza desde hace 18 meses en contra del pueblo palestino corresponden a la tipificación de crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad, que ya elaborara 1945 el Tribunal de Nuremberg.

Sabemos que desde siempre las relaciones entre las diferentes potencias se han regido por la "ley del más fuerte", lo que ha permitido que hasta ahora los jerarcas israelíes permanezcan en total impunidad. Porque de aplicárseles a ellos los criterios jurídicos establecidos en Nuremberg, sin duda serían condenados a muerte.

En cambio, Netanyahu viaja libremente a los EE.UU. y es ovacionado de pie en el congreso de ese país, mientras Israel masacraba a civiles palestinos. Y Hungría renunció al TPI, con el expreso propósito de poder invitar a Netanyahu, al cual se le extendió una alfombra roja a su arribo. Ignoró por completo el hecho de que dicha renuncia entra en vigencia solo después de transcurrido un año de efectuado su anuncio.

La amoral e hipócrita conducta de los países que conforman la llamada "civilización occidental", sumada a la defensa de sus intereses geopolíticos, ha permitido que se esté perpetrando el genocidio en Gaza, a plena luz del día, detalladamente documentado y con su total complicidad. En Nuremberg, a los condenados se les acusó, entre otros crímenes, por haber asesinado a millones de judíos. Pero por esas ironías de la historia, el que está perpetrando el genocidio en Gaza es el Estado de Israel, el que fuera creado para que jamás se repitiera un hecho similar. Sin embargo, ahora nos enteramos de que dicha garantía de "no repetición" es válida sólo respecto de los judíos.

Probablemente, nunca habrá un "Tribunal de Nuremberg" para juzgar a los actuales dirigentes de Israel, porque las potencias occidentales, que son las que deberían apoyarlo, han sido cómplices de este genocidio.

Pero al menos, esperamos que quede registrado en la historia, que los perpetradores del más cruel e inhumano genocidio del siglo XXI gozaron de absoluta impunidad. Y que ésta fue posible gracias al apoyo irrestricto a Israel por parte de las potencias occidentales, en especial EE.UU., Reino Unido y Alemania, y este último, debido a su complejo por el Holocausto, lejos de redimirse, ha terminado por apoyar el genocidio en Gaza, generando así una nueva mancha indeleble en su historia.

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