Hambruna como arma de guerra en la Franja de Gaza

Coescrita con Valentina Cáceres, estudiante de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales UTalca

Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la hambruna es esencialmente un término técnico que se refiere a una población que enfrenta una desnutrición generalizada y muertes relacionadas con el hambre debido a la falta de acceso a los alimentos. Es en la Franja de Gaza, donde informes recientes advierten muertes por inanición y una crisis alimentaria sin precedentes, surge inevitablemente la pregunta: ¿Se está utilizando el hambre como una estrategia bélica?

Según el Artículo 8 del Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional (CPI), se tipifica como uno de los crímenes de guerra el "hacer padecer intencionalmente hambre a la población civil como método de hacer la guerra, privándola de los objetos indispensables para su supervivencia, incluido el hecho de obstaculizar intencionalmente los suministros de socorro de conformidad con los Convenios de Ginebra".

Si bien la hambruna está tipificada como un delito según las normas del Derecho Internacional Humanitario, existen diversas dificultades para poder hacer efectiva la responsabilidad penal, principalmente al probar la "intención criminal". En el caso de la Franja de Gaza, las autoridades israelitas han negado señales de desnutrición generalizada y, aun en el caso que se lograse atribuir la responsabilidad, persisten problemas prácticos para ejecutar órdenes de arresto contra altos mandos. En 2024, la Corte Penal Internacional emitió una orden de arresto en contra del primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, y de su exministro de Defensa Yoav Gallant, así como del comandante de Hamás Mohammed Mohammed Deif, por la presunta comisión de crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad. Aunque Israel no ha aceptado la jurisdicción de la CPI, Palestina sí lo ha hecho desde su adhesión en 2015. En consecuencia, todo crimen cometido en el territorio palestino reconocido por la CPI puede ser investigado por la corte, aun cuando los presuntos responsables sean nacionales de un Estado no parte.

Respecto a este punto, aunque Israel no es parte del Estatuto de Roma y no debe cumplir la orden de arresto, los Estados que sí lo han ratificado están obligados a detener y entregar al acusado si ingresa en su territorio, lo que limita su movilidad y acarrea fuertes repercusiones políticas y diplomáticas. La hambruna, por tanto, ha sido utilizada como arma de guerra, lo que no significa que afecte menos que una intervención militar. Los gobiernos pueden visualizar este conflicto como una oportunidad para ejercer presión ante sus adversarios, involucrando a civiles, quienes requieren la ayuda estatal o internacional de manera urgente y permanente.

Esta situación se convierte en una crisis humanitaria y es un claro efecto de las crisis internacionales entre naciones que están al límite del conflicto. Al constituirse como un crimen necesariamente implica la existencia de responsables que deben responder ante el Derecho Internacional. Sin embargo, al no reconocer el Estatuto de Roma, los líderes involucrados aprovechan esta situación como una forma de coacción para un daño a los enemigos y a su población.

Este tipo de situaciones ponen en duda la forma en que se responsabiliza a los mandatarios y tomadores de decisiones frente a la comunidad internacional. Esto se suma a la poca o nula voluntad política de otras naciones en cuanto al cumplimiento de la normativa internacional. Es decir, los líderes involucrados que deben rendir cuentas muchas veces tienen el respaldo y apoyo de sus socios que son las grandes potencias en el escenario exterior.

Frente a posibles votaciones que se generan en instancias como el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas con respecto a la situación en Gaza, primarán los intereses nacionales de los miembros permanentes apoyando a las partes y sus aliados en el conflicto. Esto se traduce en resoluciones que afirman a estos actores y que no necesariamente toman en consideración la legislación internacional.

La manera en que se lleva a cabo este tipo de crímenes pone en cuestión el Derecho Internacional y sus instancias de resolución de conflictos. Si bien, el funcionamiento y ratificación de Tratados o Convenios internacionales han sido legitimadas por una gran cantidad de Estados, sigue siendo insuficiente para responsabilizar a los líderes. Por lo tanto, este tipo de "arma de guerra" se convierte en una forma de arma política que es aprovechada por algunas naciones para afectar poblaciones y forzar a adversarios para que tomen otro tipo de acciones en pos de su régimen.

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