Los “demócratas libios”

Ismael Llona
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El hereje ha sido asesinado.

El Consejo Nacional Transitorio (conocido en castellano como CNT) dice ser el nuevo poder nacional.

Es poco lo que se sabe sobre esa agrupación ahogada mediáticamente por las clarinadas comunicacionales de los vencedores verdaderos: EEUU y la OTAN.

Es normal. El CNT jamás se habría impuesto sin los bombardeos y crímenes de la OTAN.

Obama ha proclamado que lo sucedido con el asesinato de Kadafy es una victoria de los EEUU. Y con toda seguridad el CNT no manejará la riqueza del país que, hasta hace unos meses, tenía el más alto per cápita de África y la mejor calidad de vida del continente según las Naciones Unidas.

Pero el mundo occidental, democrático y cristiano –el del Papa, la señora Merkel, Berlusconi y Zsarkozy- puede estar tranquilo y esperanzado con respecto a Libia.

Se supo que el domingo 23 de octubre unos 80 cadáveres de partidarios de Kadafy, maniatados y con tiros en la nuca, fueron hallados en Sirte, la misma ciudad en que fue asesinado el autócrata.

Al mismo tiempo los cadáveres en putrefacción de Kadafy y uno de sus hijos, Mutasim, expuestos en el mercado de Misrata, fueron entregados a “dos funcionarios de confianza”, según explicó a Reuters Abdel Majid Mielga, un portavoz del CNT, y ahora reposarían bajo arena no se sabe dónde.

En Bengasi se produjeron linchamientos.

En Trípoli se ha desatado una persecución de los negros, sospechosos de haber sido esbirros de Kadafy.

Mustafá Abdel Yalil, presidente del CNT, ha dicho que pidió un “tratamiento decente” de los capturados pero que no ha sido oído.

El hachís en las calles es fácil de olfatear. Con Kadafy, fumar droga en la vía pública estaba prohibido. Ahora es habitual presenciar trompos de automóviles manejados por jóvenes drogados en calles concurridas.

Miles de heridos y amputados carecen de atención.

El “Ejecutivo”, dicen las agencias, todavía no se ha trasladado a Trípoli, la capital.

El nuevo jefe demócrata, Mustafá Abdel Yalil, ha proclamado el fin del Libro Verde de Kadafy y la vuelta a la ley de la Sharía, la ley tradicional islámica.

Y ha anunciado también el fin del divorcio, implantado por el asesinado hereje, y la vuelta a la poligamia. Desde hoy, nuevamente, como hace 45 años, por fin los ricos libios podrán casarse hasta con cuatro mujeres, como lo establece la ley de la Sharía.

La Sharía incluye en todas partes, como graves delitos, el ser homosexual, la desobediencia de las mujeres al padre o al esposo, el no cumplimiento de normas sobre la vestimenta femenina y las relaciones con infieles.

La Sharía se aplica en decenas de países árabes en diversos grados. En base a ella, por ejemplo, en Nigeria se condena a algunas mujeres a la lapidación y a los ladrones al corte de sus manos.

No se sabe hasta qué profundidad será el cambio en las leyes libias pero es posible que la aplicación de la Sharía allí sea radical dado que debe exterminarse la cultura política, social y religiosa del kadafismo.

Los triunfadores han voceado que “no hay que forzar la máquina, pero no se puede olvidar que esta tierra sólo es de Alá y las leyes que deben regirnos son las suyas. El uso correcto del hiyab, el comportamiento de los más jóvenes…todo necesita un tiempo para acoplarse a esta nueva era. Paso a paso pero con el objetivo de una sociedad islámica muy claro”.

Del hiyab y del hachís se preocuparán los monárquicos libios. Del gas y del petróleo, Europa y los EEUU.

¡Viva la democracia libia!

Los demócratas libios tienen la bandera de la monarquía.

Los demócratas libios han atropellado los más elementales derechos humanos.

Los demócratas libios han asesinado al jefe del gobierno anterior.

Los demócratas libios han proclamado la ley musulmana.

Los demócratas libios han abolido la ley de divorcio.

Los demócratas libios han restablecido la poligamia y han reducido a la mujer a un objeto de mercado, como la educación de Piñera.

Los demócratas libios piden que la OTAN se mantenga en Libia.

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