Pasan los años, y no terminamos de asombrarnos de los truculentos negociados acontecidos durante los diecisiete años de Dictadura Militar.
Un régimen que batió todos los records en la violación de los derechos humanos, civiles, y de usurpación del patrimonio nacional.
En la primera reunión que sostuvimos con Patricio Aylwin, los parlamentarios electos, en el recién recuperado Palacio de la Moneda, denuncié los famosos Pinocheques.
Sus ministros quedaron perplejos. Un frío helado corrió por sus trastocados rostros. El asombro e incredulidad los dejó mudos. El acostumbrado besamano terminó abruptamente. Cual más cual menos puso en duda mis aseveraciones. Hasta que llego la hora cero. Lo demás es historia conocida, lo que sucede es que se olvidaron de una frase final.
- Señor Presidente, perdóneme, esto es la punta de un iceberg, le insistí, los cheques pagados al hijo primogénito del matrimonio Pinochet-Hiriart es apenas una mínima parte de lo que más pronto que tarde se destapará.
- Úselo cuando estime conveniente, para mantener la democracia, la que para algunos pocos, nos tocó muy duro recuperarla.
Luego vino la investigación de los acaudalados depósitos bancarios de Pinochet en distintas cuentas extranjeras.
El denunciado caso del banco Briggs que recibió depósitos del todopoderoso Capitán General, en cuentas que aún continúan congeladas, hasta que se aclare la procedencia de dichos fondos.
A partir de ese escándalo y otros más, el pundonor militar sucumbió ante la evidencia irredargüible, que su jefe máximo no se diferenciaba en nada de los dictadorzuelos corruptos y asesinos de América latina y del mundo.
Alejandra Matus, periodista, escritora, valiente investigadora, autora de varios libros, entre otros, “El libro negro de la justicia chilena” (1999) , que en plena naciente democracia tuvo que exiliarse en EEUU, escribió la última biografía no autorizada de “Doña Lucía” (2013) la que se refiere en parte al imperio inmobiliario que montó a través de Cema- Chile.
Institución cuestionada por las denuncias hechas de ventas de bienes inmuebles, absolutamente irregular, cuyos dineros no se saben dónde fueron a parar.
Lucía Hiriart, convirtió a Cema-Chile, en su guarida personal con el patrimonio que le pertenecía a todos los chilenos, desde ahí, acrecentó su particular riqueza, con bienes fiscales, que ordenó a su marido que le transfiriera, so pena de escándalos y rabietas a los que estaba permanentemente sometido.
Entre 2009 y 2015, vendieron 36 propiedades. No existen registros contables que dichos fondos hayan sido utilizados en obras de beneficencia. Solo este hecho punible podría implicar otros delitos de mayor cuantía, como malversación de fondos públicos.
El CDE embargó 41 bienes raíces, inscritos en distintos Rut, para impedir que se sigan enajenando arbitrariamente.
Intentando desligarse de la investigación, la todopoderosa mujer del dictador, el pasado 8 de julio, renunció al cargo de presidenta de Cema, cuyo patrimonio alcanzaba a 5.000 millones, el 2014.
Ahora quedaría todo en manos de la Fundación de Apoyo Social y de la Corporación de Damas de la Defensa Nacional, curioso el directorio, está compuesto por su hermana Tatiana Hiriart y sus hijas: Lucía, Verónica, Jacqueline Pinochet, todo en familia.
Cuando su marido estuvo detenido en Londres por demanda presentada por el juez Garzón, Doña Lucía traspaso US 50.000 de la Fundación Cema, como préstamo, a su cuenta personal, lo que hasta hoy en día no ha sido restituído .
La dama de hierro criolla intentó construir un reino particular para sus fines y propósitos tiránicos, simplemente ahora debe devolver lo que no le pertenece.
Los manejos de la presidenta de Cema-Chile son una vergüenza más que el Ejército tiene que soportar.
Ahora la tarea recae en los Tribunales de Justicia los que sabrán resolver a la luz de los antecedentes aportados.
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