A propósito de la discusión que se lleva hace algunos años ya, y que tiene que ver con la división del segmento que actualmente atiende el Sename a saber, por un lado imputados y por otro vulnerados, vale la pena ahondar más en este tema.
Ante un escenario como el que se propone entendemos que la institución actual, dejaría de existir, pasando a ser materia de preocupación específicamente, tanto en un área como en otra, del ministerio de Justicia y del ministerio de Desarrollo Social. Al respecto creemos que habría que introducir otras alternativas, mejor conducidas, orientadas, planificadas y metodologías vigentes, máxime cuando el Estado tiene la obligación de apoyar, rescatar y rehabilitar a quienes están en grave riesgo y amerita su recuperación.
En este sentido proponemos considerar la creación y formación de equipos calificados de profesionales, muy bien remunerados, y será siempre menos que los más de $500.000 mensuales que se gastan actualmente por atendido, destacados en su trayectoria y sobre todo vinculados a este segmento, de forma que pudieran asignárseles un número por ejemplo de 20 imputados, para que estos maestros relacionados con amplias redes, organizaciones y fundaciones afines, pudieran intervenir con eficiencia, calificación y experticia en distintos ámbitos requeridos por estas personas para reinsertarse. Todos ellos bajo la mirada atenta de una entidad multisectorial, que tenga que ver con salud, justicia, educación, familia, vivienda y desarrollo.
Se señala un número acotado de intervenciones (20), por la altísima complejidad que deriva de la situación de quienes están al margen de la sociedad y que por lo mismo son vulnerables para ser victimarios de acciones reprochables y que atentan contra la seguridad ciudadana.
Vemos con aflicción y gran preocupación como los centros masivos destinados por el Estado para supuestamente la socialización de estos jóvenes, no cumplen su cometido, al contrario, no pocas veces, salen de aquellos con mayores herramientas para la comisión de delito y lo que es más grave se deterioran, producto de un sistema inapropiado, los insipientes valores y principios morales y éticos que ostentaban en un comienzo cuando ingresaron a estos centros.
Estamos ciertos que la comunidad entera, valora inmensamente que la seguridad ciudadana no sea solamente un lenguaje teórico y menos representado por la represión castigadora, que sólo ha conducido a generar mayor violencia, reacciones agresivas, resentimiento incubado que finalmente devienen explosiones, compulsiones y descontrol de consecuencias por todos ya conocidas.
Al contrario la atención personalizada, afectiva, acogedora, que se le pone nombre y apellido ,miradas y sonrisas propician en todo ambiente y en este sector en particular, sueños de futuro, responsabilidad, compromiso o lealtades por intenciones y esfuerzos de verdaderos cambios.
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