Alta Verapaz es uno de los 22 departamentos que conforman Guatemala. Se ubica en la parte norte del país, justo bajo la Biosfera Maya. En este territorio se concentra una parte importante de los herederos de la tradición Maya clásica, el pueblo Maya Q'eqchi'.
Los q'eqchi' tienen su propio idioma, formas de gobernanza y, como se menciona en el Popol Vuh (libro sagrado de muchos de los pueblos Mesoamericanos), su cultura está ligada fuertemente al maíz. Algo que recogió también Miguel Ángel Asturias, premio Nobel guatemalteco (1967), cuando escribió su novela "Hombres del maíz" (1949), para representar las paupérrimas condiciones en que habitaban los pueblos indígenas en este país.
Como sucede de manera estructural con los pueblos indígenas de la región latinoamericana, las condiciones de despojo, discriminación y violencia condicionan directamente su calidad de vida. Alta Verapaz presenta uno de los niveles más altos de pobreza en Guatemala (90,3% en 2023) y las tasas de inseguridad alimentaria son alarmantes: 62,7% de la población sufre inseguridad alimentaria moderada o grave (FAO, 2024).
Desde Rimisp, junto a la agrupación Aproba Sank, hemos venido acompañando a cientos de comunidades q'eqchi' agrupadas en organizaciones indígenas en 6 de los 17 municipios de Alta Verapaz. Sank ha establecido una metodología de trabajo vinculada a escuelas, concursos y ferias campesinas para que estas comunidades cultiven maíz y diversifiquen sus predios. Esto, para generar una mayor cantidad de alimentos que les permita abastecerse localmente y aumentar sus ingresos monetarios a través de la comercialización de los excedentes.
Esta metodología de trabajo impulsada por Sank ha movilizado a miles de agricultores durante los últimos 20 años, incluyendo exitosamente a mujeres y jóvenes. Esto ha motivado a las comunidades a transformar esta actividad autogestionada en un programa piloto con apoyo del Estado para que se incentive la diversificación de los cultivos en predios de la agricultura campesina e indígena. Hay herramientas, procedimientos, números e historias de vida que le van dando forma a la idea, y hace un par de semanas acompañamos a representantes de las comunidades a dialogar con diversas autoridades del Estado guatemalteco para ver posibles caminos que permitan impulsar este proyecto transformador que emerge desde las comunidades del pueblo q'eqchi'.
Nos reunimos con representantes de la presidencia, el viceministro del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación, un parlamentario de la bancada agrícola, representantes de la Secretaría de Seguridad Alimentaria y Nutricional, alcaldes y concejos municipales de Alta Verapaz. Las autoridades de las comunidades presentaron el proyecto y comentaron que una parte del dinero que destina el Estado en distribución de alimentos, como harina, frijoles, aceite y arroz, o insumos agrícolas, como abonos orgánicos o herramientas de trabajo, podría destinarse a incentivos que refuercen el valor de producir las tierras q'eqchi'. Porque sembrar es su forma de vida, y sembrar también implica permanecer en el territorio.
Las autoridades indígenas comentaron que gran parte del apoyo estatal y de la cooperación internacional no logra generar herramientas efectivas para salir de la pobreza, porque no están valorando las capacidades de autodeterminación y producción local. Las cifras de pobreza y hambre se mueven muy lentamente con los programas actuales, porque no permiten a los pueblos tomar sus propias decisiones. En general, se les acusa a los indígenas de practicar una agricultura de subsistencia, pero la verdadera subsistencia es mantenerse en la situación en que están. Sin un cambio de estrategia, las cifras de hambre y pobreza, así como las tasas de migración hacia Ciudad de Guatemala, México y Estados Unidos no van a cambiar.
La discusión fue bien recibida por las distintas autoridades de Estado, que entienden las limitaciones del Estado guatemalteco y la necesidad de innovar en metodologías para cambiar las dinámicas de interacción con las poblaciones vulnerables. Ahora bien, entre muchos puntos abordados, uno que parece de plena relevancia es la necesidad de descentralizar las decisiones.
¿Cómo introducir cambios en los programas de trabajo que permitan diferencias territoriales? ¿Quién debe tomar esas decisiones y cómo incluir a las comunidades? ¿Qué rol juegan las gobernaciones departamentales y los municipios en este tipo de programas? ¿Cómo hacer modificaciones que estén acorde a las normativas de la Contraloría? ¿Cómo construir con parlamentos tan diversos? Estas son algunas de las preguntas que en nuestras conversaciones aparecieron y se repiten en cientos de iniciativas a nivel regional que buscan cambios a nivel territorial.
Es necesario avanzar en estas discusiones, porque demandas como las del pueblo q'eqchi' en Alta Verapaz tienen diagnósticos y experiencias que pueden aportar mucho a mejorar la eficacia de las políticas públicas a nivel local.
Desde Facebook:
Guía de uso: Este es un espacio de libertad y por ello te pedimos aprovecharlo, para que tu opinión forme parte del debate público que día a día se da en la red. Esperamos que tus comentarios se den en un ánimo de sana convivencia y respeto, y nos reservamos el derecho de eliminar el contenido que consideremos no apropiado