La semana pasada la Organización de Naciones Unidas, ONU, hizo un llamado a reducir el consumo de carne para frenar el cambio climático.
¿Qué tienen que ver ambas cosas? se preguntarán algunos. Bueno, el gas metano, provocado por la agricultura y la ganadería, es responsable del 15% del calentamiento global. Esto, combinado con el dióxido de carbono, que ocupa el primer lugar con el 53% de las emisiones, genera un cuadro “catastrófico”, según la ONU.
Muchos aún pueden pensar en cuál es el efecto de que consuman carne al ritmo que lo hacen. Pues bien. Si consideramos al metano como un elemento clave en el calentamiento global, podríamos decir que cada uno, al ingerir distintas cantidades de carne, está contribuyendo al aumento de la temperatura promedio global, sequías, disminución de los glaciares, mayor propensión a incendio forestales, pérdida de biodiversidad, aumento de la mortalidad en algunas zonas a causa del aumento de las temperaturas, entre otros muchos efectos del calentamiento global (Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático del gobierno de México).
Esto además de la demanda de agua que requiere la producción de carne: 15.000 litros por kilo según indica la Oficina Regional de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO, para América Latina y el Caribe.
Es por esto que la ONU llama a hacer ajustes en nuestra dieta, incrementando la ingesta de verduras y legumbres.
Además del fenómeno del calentamiento global, es importante considerar otra variable de la disminución del consumo de carne. Se trata del maltrato animal.
El fotógrafo Aitor Garmendia registró la actividad de más de ochenta mataderos, retratando la forma en que trabaja parte de la industria de la carne para obtener las ganancias que produce sacrificar a 60.000 millones de animales en todo el mundo (FAO).
Garmendia documentó descargas eléctricas, disparos de bala, baños de agua electrificada, golpes de garrote para inmovilizar a los animales y facilitar la tarea de degüello, animales arrastrados por el suelo hasta la zona de matanza mediante un garfio clavado a su garganta, la quema de un cerdo vivo con soplete, introducción de cerdos vivos en tanques de agua hirviendo.
No entraré en la discusión de si la carne es vital para el ser humano porque existen tantos expertos como argumentos. El punto es que este cruel negocio se basa en la demanda y si pensamos que cada vez que consumimos carne existe una cadena infinita de maltrato, quizás podemos tomar conciencia de lo que ello significa.
En Chile estamos próximos a celebrar la COP25, la cumbre sobre el cambio climático más importante del mundo, que se explica por “la necesidad de que todos los países aumenten sus compromisos para limitar el calentamiento global” (web COP 25).
La joven activista sueca Greta Thunberg está cruzando el Atlántico en un velero ecológico que produce su propia energía, con cero emisión de carbono. También participará en la COP 25.
Como Greta está disminuyendo su huella de carbono, podemos tomar distintas acciones en relación con las emisiones. El caso del metano tiene una doble ventaja, disminuir dichas emisiones, pero también limitar al máximo el maltrato animal descrito.
La ONU ha hecho un llamado a cada uno de nosotros. No lo desestimemos, es un tema de ética y humanidad.
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