Es común que durante el período estival específicamente en el mes de febrero de cada año los noticiarios muestren reportajes e imágenes de personas disfrutando las bondades del sector costero y de los chismes que nacen como alimento para la farándula producto de los preparativos del festival de la canción de Viña del Mar que solo aportan a la entretención.
Sin embargo, este pasado febrero año ocurrió un acontecimiento inusual que a mi juicio podría haber tenido una mejor cobertura de los medios por la implicancia futura que representaba de sobremanera por la oportunidad de desarrollo, crecimiento y sustentabilidad, puesto que se realizó la más grande carrera de autos eléctricos del mundo en la llamada Fórmula E-Prix que tuvo lugar en Santiago.
Es importante señalar que dicho acontecimiento no estuvo exento de polémicas por argumentos más fundados que otros como por ejemplo los cortes de calles y eventuales afectaciones a espacios de tránsito común peatonal.
No obstante lo anterior la carrera se efectuó con total normalidad y cumpliendo los más estrictos estándares de seguridad vial posicionando a nuestro país en el contexto mundial de la sustentabilidad en virtud de que esta carrera no tenía como único propósito la entretención sino que tenía como fin dar el “vamos” a la toma de conciencia de que la electromovilidad no es algo inalcanzable sino que llegó para quedarse, de tal modo de ser parte de la innovación tecnológica que nuestro país debe apuntar en el corto plazo.
Cabe señalar que la opción también tiene sus beneficios en la salud de las personas, ya que le da una dura lucha a la contaminación acústica.
Por otra parte, y dentro de las particularidades más relevantes y de las cuales Chile debe ser un referente en Latinoamérica,dice directamente con el impulso de la eficiencia energética a través de su mercado automotriz para así disminuir las emisiones de CO2,
Es de esperar que la electromovilidad como innovación tecnológica,rompa el paradigma de la adquisición de automóviles que funcionan con combustibles derivados del petróleo, no sólo en el uso particular sino que en el transporte público y genere el real compromiso que deben tener las autoridades ambientales a darle la importancia que tiene en el cuidado del medio ambiente.
Por tanto el gran desafío del Estado es acercar la Electromovilidad a regiones creando incentivos atractivos para que todos tengan la posibilidad de ser actores preponderantes en la concientización con la seguridad energética sin importar el estrato social, de tal modo de lograr la tan anunciada inclusividad que para la preservación ecosistémica aún es un tema pendiente.
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