Creatividad versus IA

Ad portas de las celebraciones de Navidad, una reconocida marca de bebidas lanzó un comercial creado íntegramente con inteligencia artificial. Aunque no era su primer intento, esta vez la pieza no fue bien recibida en redes sociales, donde diversos usuarios señalaron que extrañaban "la publicidad previa a la IA", aludiendo a la falta de calidez y autenticidad del mensaje.

Si bien el Código Chileno de Ética Publicitaria establece en su artículo 34 normas y principios del uso de inteligencia artificial en la creación y desarrollo de comunicaciones y actividades publicitarias en general, este caso abre una discusión más profunda: hasta qué punto debe equilibrarse la técnica con la idea creativa.

La IA puede apoyar procesos, agilizar etapas o ampliar posibilidades, pero no puede reemplazar el corazón de una pieza publicitaria: su concepto creativo. Una idea débil no se vuelve mejor por estar ejecutada con tecnología de punta, así como una buena idea -incluso imperfecta en producción- es capaz de conectar genuinamente con las audiencias.

En publicidad, la creatividad sigue siendo un acto humano, relacionado con interpretar cultura, comprender sensibilidades, entretener y proponer miradas nuevas. Por eso, más allá del entusiasmo que generan las nuevas herramientas, es fundamental recordar que el valor de una campaña no reside en la técnica, sino en la idea que la sostiene. Esa es la responsabilidad creativa que la industria de la publicidad y el marketing debe preservar y fortalecer.

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