El No y los jóvenes de hoy

Ismael Llona
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El 5 de Octubre de 1988 no fue el día en que Chile entero recuperó su democracia.

Por de pronto casi la mitad del país, un 44 por ciento, estaba a favor de la dictadura, y lo estuvo desde 1973.

Quien recuperó la democracia fue una coalición de centro e izquierdas
que llamó a votar NO y que votó NO.

Esa coalición de centro e izquierdas sabía que la dictadura de Pinochet no era sólo una dictadura de Pinochet.

Era una dictadura de derecha cuyo objetivo había sido impedir que Chile avanzara hacia el socialismo y cuyo objetivo fue reconstruir el viejo capitalismo chileno, ahora más dependiente.

Los integrantes de la coalición ganadora del plebiscito de 1988 estaban por recuperar el derecho a elegir Presidente de la República, senadores, diputados, alcaldes y concejales, de recuperar tribunales de justicia independientes y de acabar con las normas constitucionales y legales que aplastaban a las personas e impedían el desarrollo de las fuerzas políticas de izquierda, pero estaban también por realizar profundos cambios en la economía del país.

Sabían que el fascismo era la dictadura del capitalismo. La dictadura que el capitalismo utilizó para recrearse. En esta etapa de su desarrollo, la dictadura del capital financiero.

El NO no estaba sólo contra la dictadura de Pinochet sino contra el reinado de las grandes empresas y del capital financiero.

Con el paso del tiempo no se avanzó hacia allá por tres razones:

-Porque los defensores del sistema pusieron grandes trabas, y tuvieron por momentos el control de las fuerzas armadas y de la mayoría del Congreso.

-Porque los “antisistémicos” se fueron acostumbrando al sistema y lo llegaron a encontrar “natural”.

-Y porque muchos dirigentes de los “antisistémicos” pasaron a ser “ex antisistémicos”, se hicieron partidarios del sistema y pasaron a conformarlo.

Primero, muchos de ellos confundieron –no por incapacidad intelectual- la renovación de la teoría con la abdicación de la teoría, alabaron como un éxito y un positivo cambio epocal (así lo llamaron) el triunfo del capitalismo ruso y occidental de 1990 sobre el viejo comunismo real; se olvidaron que el capitalismo crea y recrea cesantes y marginados y se plantearon “terminar”, en este sistema, con la pobreza…

…Y llegaron a ser gerentes de las grandes empresas extranjeras, directores de bancos internacionales, dirigentes de las AFP e Isapres, dueños de universidades privadas con afán de lucro, lobbistas de los más poderosos y propagandistas del sistema que habían jurado recién superar.

Entonces Chile pasó, al cabo de dos décadas, a elegir entre los que habían defendido la dictadura del capital financiero y los que se habían adaptado a ella y encontraban “normal” que Chile fuera o siguiera siendo un país desigual, con bajos ingresos de los trabajadores, sin derechos sindicales modernos, con prácticamente todas las grandes empresas y todos los grandes servicios en manos del capitalismo, con las universidades más caras del mundo y con una estructura social sólo comparable a la de los países capitalistas menos reformados de la Tierra.

Estábamos hace un año y medio tan así que nuevamente llegó al gobierno una coalición política integrada por quienes habían gobernado con la dictadura.

Muchos ex dirigentes del N0 señalaron que esa elección de los ex SI no hacía más que comprobar que “estábamos en democracia” y no pocos llegaron a decir que la elección de Piñera ponía “fin a la transición”, tan buena era.

Algunos incluso afirmaron que sería un gran Presidente.

Sólo la lucha estudiantil –ahora nacional- desencadenada hace un semestre colocó de nuevo las cosas en la perspectiva del NO a Pinochet de 1988.

Se trata, ahora, de profundizar la democracia, pero no sólo de ello sino de reformar estructuralmente el sistema.

Vale de nuevo la utopía.

Vale de nuevo la esperanza.

Vale de nuevo la lucha social.

Vale de nuevo movilizar a la mayoría tras un programa mínimo de cambios.

Vale de nuevo lo comunitario y lo estatal.

Vale de nuevo lo nuevo.

Vale de nuevo el riesgo colectivo para alcanzar el bien común.

Vale de nuevo la reforma tributaria, para que paguen más lo que más tienen.

Vale de nuevo la nacionalización del cobre.

Vale de nuevo el fortalecimiento sindical, poblacional, universitario.
De alguna u otra manera los que votaron NO y los que habrían votado NO si hubieran existido –eso se llama ideología y por eso Allende es emblema- se han reencontrado y están siendo de nuevo mayoría.

A muchos ex NO, ahora pro sistema, les cuesta entender que esto está sucediendo.

No “cachan”. Hablan muy parecido a los del SI.

Los que sí “cachan” son gente como Labbé y gente como Hinzpeter, y gente como Piñera, que, además de ganar plata a montones, intuyen que el movimiento social puesto en pie empieza a amenazar el sistema económico, como lo hizo el NO en 1988.

Camila Vallejos nació el 88.

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