El partido programático: una clave para la reinstitucionalización del sistema

La volatilidad electoral en Chile alcanzó un nivel sin precedentes de 37,4% entre 2017 y 2021. Esta cifra, que supera el pico de 26,3% registrado entre 1989 y 1993, ya no se explica por el simple ajuste del sistema de partidos en los primeros años de la transición democrática, sino que evidencia un problema más profundo: la desinstitucionalización del sistema de partidos. Esta desconexión de los partidos con la sociedad, resultado de la pérdida de anclajes organizativos, societales y programáticos, ha erosionado la lealtad ciudadana y ha aumentado la desafección política.

Para superar esta crisis de representación, es fundamental reorientar los partidos hacia un modelo programático, que permita restablecer su vínculo con la sociedad y recuperar la confianza. Siguiendo a Schattschneider, Aldrich y Crotty, veremos cómo este modelo de partido puede ayudar a optimizar el cumplimiento de las funciones o tareas socialmente útiles que justifican a los partidos como actores colectivos centrales del régimen democrático.

I. Partidos en el electorado

A diferencia de una oferta política volátil, un partido programático se enfoca en agendas claras y contribuye a:

  • Simplificar opciones: ofrecen propuestas concretas que reducen el ruido político y facilitan la toma de decisiones del votante.
  • Educar a la ciudadanía: promueven un debate informado sobre políticas de largo plazo, elevando el nivel de la discusión pública.
  • Generar lealtad: crean símbolos de identificación basados en valores y propuestas coherentes, fomentando la fidelidad del electorado.
  • Movilizar la participación: al proponer compromisos verificables, restauran la confianza y alientan la participación activa de los ciudadanos.
  • Reinstaurar la institucionalización: al consolidar vínculos duraderos con el electorado, fortalecen el sistema de partidos en su conjunto.

II. Partidos como organizaciones

Para reinstitucionalizar el sistema, la estructura interna de los partidos también debe evolucionar. Las organizaciones deben enfocarse en:

  • Reclutar líderes: priorizar a aquellos comprometidos con un programa definido, en lugar de personalidades centradas únicamente en la contienda electoral.
  • Formar élites políticas: capacitar a sus miembros en gestión y rendición de cuentas, garantizando que tengan las competencias técnicas necesarias para gobernar.
  • Coordinar intereses sociales: servir como un espacio para agregar y cohesionar los diversos intereses de la sociedad en torno a proyectos nacionales.
  • Profesionalizar la militancia: transformar el partido en un espacio de formación continua, donde sus miembros adquieran conocimientos y experiencia sobre los asuntos públicos en los distintos niveles del sistema político.
  • Dificultar escisiones y transfuguismo: implementar prácticas internas sólidas posibilita evitar rupturas causadas por personalismos y asegurar la continuidad del proyecto político.

III. Partidos en el gobierno

Cuando un partido programático llega al poder, sus beneficios se reflejan en una gestión más eficiente y transparente. Esto se logra a través de:

  • Mayorías legislativas cohesionadas: se construyen alianzas basadas en programas compartidos, no en acuerdos transaccionales.
  • Gobiernos organizados: se estructuran en función de objetivos específicos y medibles, con una clara alineación programática.
  • Implementación de políticas: se ejecutan con planes de acción claros y mecanismos de supervisión que garantizan su efectividad.
  • Fortalecimiento de la democracia: se establecen espacios institucionales para la oposición, promoviendo un juego democrático más sano.
  • Rendición de cuentas: se implementan sistemas orientados a profesionalizar la administración pública y desalentar el clientelismo.
  • Estabilidad gubernamental: la gobernabilidad se basa en pactos programáticos sólidos, no en alianzas tácticas y circunstanciales.

En conclusión, la alta volatilidad electoral es un claro síntoma de la desinstitucionalización del sistema de partidos en Chile. Promover un modelo de política y partidos programático es esencial para revertir esta tendencia. Al ofrecer claridad a los votantes, profesionalizar programas y permitir la rendición de cuentas en el poder, los partidos pueden restablecer estructuras arraigadas y sólidas. Esto, a su vez, ayuda a reducir la fragmentación y a recuperar la confianza ciudadana en su sistema de partidos y la capacidad de respuesta de la democracia.

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