Esperanza para Chile tras acuerdo por la Paz

El acuerdo por la Paz y la nueva Constitución firmado por todas las fuerzas democráticas, ha mostrado una cara de la política chilena que habíamos olvidado, como es el poner los verdaderos intereses de la Nación por sobre los legítimos anhelos de cada colectividad. 

El viernes 15 de noviembre, tras casi un mes de destructivas manifestaciones y peticiones de soluciones urgentes a demandas sociales, el país puede volver a la tranquilidad porque tenemos una propuesta que recoge una de las principales peticiones de la ciudadanía, vivir en paz, con respeto y dignidad para encontrar las mejores soluciones posibles a las legítimas demandas sociales de la ciudadanía. 

Para consolidar una nueva etapa de convivencia social es probable que haya que modificar la actual Constitución Política de la República o bien redactar una nueva que se adecúe a los nuevos tiempos que vivimos.

Cualquiera sea la vía, será el pueblo soberano el que deberá pronunciarse, sin presiones, sin violencia, en paz y democracia, dialogando y ponderando lo bueno y lo malo de cada postura o alternativa. 

Este es un proceso que partirá en abril de 2020, es decir, en cinco meses, plazo adecuado para que cada chileno y chilena se informe bien sobre los alcances de mantener, modificar o cambiar nuestra Constitución.

Este proceso será un hito histórico para el país y el cambio político más importante en los últimos 30 años.

Para lograrlo, se requiere como primer requisito, que haya paz y que la convivencia democrática sea restablecida.

Que se pueda dialogar y contrastar puntos de vista diferentes y que nadie pretenda imponer soluciones, mucho menos a través de la violencia política.

Además, el Servicio Electoral preparará un proceso que garantice a todos el cumplimiento de los estándares democráticos y con transparencia.

Para esta nueva etapa que iniciamos ahora, es necesario poner en práctica de inmediato la primera parte del acuerdo, la Paz. O se está por la paz, o se opta por la destrucción, la violencia y la anarquía. 

Sin Paz no hay tranquilidad, no hay confianza ni hay posibilidad de diálogo, por eso este acuerdo es tan relevante, porque pone sobre la mesa de todos los chilenos el volver a dialogar, a discutir con altura de miras.

Podremos volver a contrastar nuestros puntos de vista sin intentar imponer una visión por sobre la de otro. Este nuevo pacto social busca y pretende que nos reencontremos todos los chilenos y representa el fin de una larga transición.

Esto es lo que significa este proceso que ha hecho cambiar a Chile. El respeto y la dignidad deben ser las claves de este momento.

Este proceso es especialmente relevante para las regiones de nuestro país, las que deberán asumir la responsabilidad de liderar las transformaciones que permitan alcanzar los fines y aspiraciones de desarrollo y bienestar que han sido anhelados por tanto tiempo.

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