Es preocupante la falta de coherencia entre el discurso político del Presidente Sebastián Piñera y las indicaciones legislativas que ha patrocinado en el ámbito de la Salud. Enla Cuenta Pública, señaló que “los jóvenes chilenos hoy están en un triste primer lugar en la región en consumo de drogas y medicamentos sin receta médica”.
En este dramático escenario donde la autoridad sanitaria ha sido incapaz de frenar el mercado negro en ferias libres e Internet, está promoviendo la venta de medicamentos sin receta en supermercados, siendo el paracetamol uno de los fármacos más usados en suicidios juveniles.
Esta tasa aumentará con la desregulación, así como las intoxicaciones por automedicación. Abunda evidencia internacional empírica de los riesgos, y cómo genera una contracción del sector incrementando los precios de los medicamentos de venta bajo receta médica.
Es el Estado y sus legisladores, los llamados a resguardar la Salud Pública fortaleciendo la red de dispensación farmacéutica profesional que desarrolla la importante misión de fármaco vigilancia y alertas sanitarias.
Se debe contar con una regulación eficaz pro mercado farmacéutico enmarcada en una política nacional de medicamentos que se haga cargo de los precios desde una perspectiva integral.
El gran anuncio que Fonasa pronto licitará la compra de más de 2.000 fármacos, tampoco apunta en la dirección de disminuir el gasto de bolsillo de miles de pacientes que seguirán a merced de los precios abusivos impuestos por los laboratorios internacionales a nuestras farmacias.
Hoy nos enfrentamos a un panorama desalentador con proyectos de ley que son crónica de una muerte anunciada de las farmacias de barrio, independientes, a manos de los feroces intereses económicos del retail y las compañías farmacéuticas.
Medidas que dejarán a los pacientes más indefensos, y con la probabilidad cada vez mayor de ver como sus medicamentos para enfermedades crónicas aumentarán su valor.
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