La Constitución que quiero

El llamado a todos los chilenos a participar en la preparación del proceso constituyente a través de encuentros locales o cabildos ha impactado a muchos. Pero no ha sido fácil. ¿De qué hablamos cuando hablamos de Constitución? Es tan difícil como explicar por qué importa que el sistema de comunicaciones del país sea plural.

He buscado un cabildo donde pudiera incorporarme, pero  hasta ahora nadie de mis círculos cercanos me ha podido derivar a uno. Comencé entonces por hacerlo en forma individual en el sitio web www.unaconstituciónparachile.cl. Fue un buen ejercicio para empezar a meterse en el tema.Cualquier persona que no sepa de qué trata una Constitución comienza a familiarizarse con las ideas que allí te ofrecen: “democracia”, “justicia”, “libertad de expresión”, “educación”, “solidaridad”, etc. Ya vas entrando en ambiente.

Pero sigo pensando que sería mejor participar en un cabildo. En colectivo, las ideas de los demás ayudan a desarrollar las propias.Es la actividad que se pide en estos momentos del proceso constituyente y hasta el 23 de junio, si una quiere que su opinión quede en las actas y de algo sirvan.También te invitan a  organizar un cabildo, inscribirlo y conducirlo… como si fuera tan simple. La mayoría de los chilenos no tenido educación cívica desde hace cuarenta  años. Entonces, ¿cómo saber cómo se crea una nueva Constitución?

Puede que a nosotros, los de la generación que sí tuvimos esas clases en el liceo, con la Constitución de 1925 como texto de estudio, nos sea más fácil. Pero ¿ y aquellos que sólo conocieron la dictadura y luego votaron (o no) por la democracia...?

Tal vez el diálogo en los encuentros locales debiera partir por saber qué es “nación”,“territorio”, “pueblo soberano”.Habría que explicar por qué  nuestros Padres de la Patria nos liberaron de la monarquía española pero no la reemplazaron por una monarquía criolla: se prefirió la República en que hemos vivido por siglos. ¿Por qué una República?  Y ¿por qué Unitaria como hemos sido hasta ahora, no una Federal, como algunos países vecinos?

Tras el triunfo en el plebiscito de 1988 volvimos a escoger la democracia y Presidencial como la que tenemos desde la Constitución del 25. Pero hay países democráticos del mundo que adoptan un régimen Parlamentario, donde el que manda no es un Presidente, sino un Primer Ministro. Y ahora algunos hablan de un régimen semi-presidencial.

Parece complicado, pero… tranquilos. He llegado a la conclusión de que no se espera de los cabildos una discusión de ese tipo. Ya habrá otras instancias, como una Asamblea Constituyente, luego un Congreso Nacional limpio (elegido bajo el nuevo sistema electoral), donde se manejen esos niveles. Tal vez lo que se requiere ahora es algo más simple.

Como cuando uno elige una casa donde vivir, no busca el armazón de hormigón armado ni los pilares, sino que sea soleada, aireada y con suficientes habitaciones para toda la familia. Entonces, para planear entre todos “la casa de todos”, en ese cabildo sólo debemos manifestar las características del país en que queremos vivir. El mío sería así.

Independiente, laico y soberano. Independiente porque ningún poder extranjero le dicte su conducta; laico, porque acata la separación Iglesia-Estado y soberano porque sólo obedece al mandato de su pueblo.

Plurinacional y multicultural, que incluya a todas las etnias con las que compartimos el territorio y respete y dé cabida a sus idiomas, costumbres e historia.

Democrático y representativo, con igualdad de oportunidades para hombres y mujeres, nadie está por encima de la ley y donde cada ciudadano tiene derecho a elegir y ser elegido, sin importar su origen ni condición social, distinguiendo a sus autoridades a través de elecciones.

Integrado a la comunidad latinoamericana, privilegiando sus acuerdos en las negociaciones internacionales y resguardando sus riquezas básicas en favor de sus pueblos.

Que protege el ecosistema a través de educación en el hogar y en la escuela y de leyes estrictas que contemplen altas multas a quienes las transgredan.

Donde el Estado garantice una educación plural, salud, previsión social y vivienda digna a todas las personas de acuerdo a sus necesidades.

Que desarrolle una economía solidaria al servicio de todos - en especial de los más débiles -, buscando el bienestar general y donde el mercado esté sometido a sus reglas. (No a un estado subsidiario como el que tenemos).

Donde las principales riquezas nacionales, cobre, litio, pesca… sean manejadas por el Estado para beneficio de los ciudadanos.

Que promueva el desarrollo integral de su pueblo, buscando la realización personal, la de cada región según sus características y reemplazando la competencia por la cooperación. 

Que establezca una sociedad de iguales, donde todos los ciudadanos tienen las mismas  oportunidades, derechos y deberes, manteniendo una necesaria equidad: los más débiles reciben más y los más fuertes aportan más.

Donde servicios básicos como el aire de calidad, agua, luz, gas, el transporte, las carreteras, permanecen bajo el control del Estado.

Que respete, acate y haga cumplir los convenios internacionales firmados por el país en materia de derechos humanos, económicos, sociales y culturales.

Donde prevalezca el Derecho a la Comunicación, que incluye los de  información y libre expresión, pero agrega el derecho de las distintas voces a emitir sus propios mensajes por medios de comunicación propios o ajenos.

Que respeta los Derechos Sexuales y Reproductivos de la Mujer, de las minorías (indígenas, discapacitados) así como los de las personas de distintas orientaciones sexuales, haciéndoles la convivencia en sociedad más fácil.

Que establezca una forma de administración que otorgue mayor autonomía a las regiones.

Que fomente el desarrollo de la ciencia y la tecnología, y adopte tecnologías de producción facilitando su apropiación por los trabajadores.

Un Estado que reconoce distintos tipos de familias (nuclear, monoparental, extendida, etc.) a fin de que la ayuda social esté al alcance de todas.

Con los Poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial fiscalizados por una Contraloría autónoma y un sistema de medios plural.

Que contemple el plebiscito para la solución de las controversias mayores y que esta nueva Constitución se pueda reformar mediante leyes aprobadas por mayorías absolutas.

Sólo esto por ahora, mientras mis compañeros de cabildo me iluminen con otras ideas.

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