La derrota cultural de la derecha

La Encuesta CEP, que cubre todo el país y goza de gran credibilidad, e incluso la Opinión Research realizada para el periódico El Mercurio en algunas regiones de Chile confirman, con diferencias mínimas, que Michelle Bachelet se impondría en primera vuelta, considerando los votos validamente emitidos, por porcentajes que van entre un 53,5% y un 55%.

En ambas encuestas aparece claro que el segundo lugar, a mucha distancia de Bachelet, lo obtendría Evelyn Matthei con porcentajes que varían entre el 17% y el 25,2 %.En el primer caso se trataría de una debacle para la derecha, en el segundo de uno de los peores resultados obtenidos desde el retorno a la democracia.

Ambas encuestas confirman también que Franco Parisi y Marco Enríquez Ominami se disputarán voto a voto el tercer lugar con porcentajes inferiores a los dos dígitos, aunque hasta ahora Parisi aparece sobre el candidato del PRO y que el resto de los candidatos solo superan levemente el 1% o están por debajo de esa cifra, lo cual explica en parte el porqué, pese a la existencia de nueve candidatos presidenciales y al ataque permanente que la candidata de la Nueva Mayoría ha recibido por parte de la Alianza como de otras candidaturas de derecha e izquierda, la fuerza magnética de Bachelet concentra una sólida mayoría e impide la dispersión permitiéndole, al menos en la intención de voto, ganar ya en primera vuelta.

En la derecha, parecen ya resignados a la derrota presidencial y mas bien se concentran en impedir que el alto voto de Bachelet implique también una derrota de magnitud en las parlamentarias.De hecho, en las dos semanas que restan de la elección, la derecha teme que Matthei se desfonde por el abandono de sus candidatos a diputados y senadores que buscarán salvarse solos.

El propio Piñera, después de las encuestas, ya no convoca a su gabinete a salir a fortalecer a Matthei sino a cerrar bien su propio gobierno y proyecta para fines de enero, es decir un mes y medio después de la primera vuelta, el balance de su gobierno al país. Es decir, la orientación que se filtra desde el Palacio es separar la derrota de Matthei del gobierno y lograr que Piñera abandone la presidencia con un porcentaje de aceptación superior al 30%.

Por tanto, el panorama para Matthei no es fácil en las dos semanas restantes de campaña y más bien todo indica que ella será víctima de un planificado aislamiento de su sector que se concentra en las parlamentarias y en difundir los éxitos del Presidente.

La derecha parece haber llegado a la conclusión que es preferible una derrota en primera vuelta con Bachelet sobre el 50% que una derrota en segunda vuelta con Bachelet sobre el 60% ya que ello profundizaría en la opinión pública la imagen de una debacle de la derecha lo que podría contaminar el futuro que prepara para si mismo el Presidente Piñera.

Es cierto que Matthei logró, con sus denuncias, asestar a Franco Parisi un daño profundo y alejar toda posibilidad que este disputara el segundo lugar.Pero a la vez, la trifulca revivió los peores momentos de Matthei en la vida política del país y si la querella de Parisi en su contra fuera vista y fallada por los Tribunales antes de la primera vuelta a favor de este, ello podría perjudicar ulteriormente la imagen de Matthei.

No es claro que de este episodio Matthei haya podido sacar algo positivo para su alicaída campaña. Tampoco de los debates televisivos, ya que ellos confirmaron simplemente su discurso extremamente conservador y contrario a los cambios que exigen transversalmente la enorme mayoría de los chilenos.

La derrota de la derecha es antes que nada cultural. Sus ideas han perdido fuerza en la sociedad y resultan añejas.

La ciudadanía rechaza el estado subsidiario, quiere un Estado fuerte que garantice equidad, que ponga fin a los abusos e introduzca cambios profundos al modelo neoliberal.

Exige una nueva Constitución legitimada por la sociedad, una educación pública gratuita y de calidad, el fin al lucro en todos los niveles de la educación, matrimonio igualitario, aborto bajo ciertas causales, reformas laborales, terminar con el binominal, voto de los chilenos en el exterior.Contra todo ello está Matthei y una parte significativa de la derecha que la sostiene.

Parisi y su populismo antipolítica, se estancó electoralmente y está profundamente dañado en su credibilidad en la ciudadanía y, aún obteniendo un tercer lugar en la primera vuelta, no dejará huella en la política chilena ni proyectará una alternativa válida del populismo de derecha hacia el futuro.

Marco Enríquez Ominami arriesga el cuarto lugar con una votación que podría representar un tercio de la que obtuvo en primera vuelta en la elección presidencial del 2009.

Su arrogancia y egocentrismo, que nubla su evidente capacidad y dotes de liderazgo, le impidió comprender el cambio profundo de escenario político que se ha producido.

No es lo mismo enfrentar electoralmente a Bachelet que a Frei.Hoy no es la única alternativa a la izquierda y en el populismo, está encajonado entre Parisi y Claude sin posibilidades de crecer en ninguna dirección pese a haber moderado su discurso inicial.

Enríquez Ominami no se conectó con las protestas de estos años y para el voto juvenil su acercamiento es visto como una actitud de oportunismo político.Fue abandonado por la mayor parte de las figuras de izquierda y liberales que lo apoyaron el 2009 y su campaña aparece hoy entregada solo a su núcleo familiar y a su partido que en las municipales obtuvo el 4,5% de los sufragios.

Sobre todo, hay poca novedad en su discurso , el que aún lucidamente expresado, por sus dotes como polemista y comunicador, no resulta creíble y no encanta porque la realidad es mas rupturista que las ideas que ha planteado durante la campaña. Es víctima del cambio de subjetividad de la ciudadanía y del surgimiento de nuevos actores que lo han sobrepasado.

Marcel Claude es víctima de su inconsistencia.Se presentó como el Ché Guevara y Allende a la vez, sin alguna biografía que permitiera justificar esta grotesca apropiación indebida de imagen y terminó con su casa rematada por remuneraciones impagas a periodistas que trabajaron en un periódico que duró lo que siempre han durado sus elucubraciones.Obtendrá un porcentaje menor, pero al igual que Parisi resistirá al embate de diversos poderes que han tratado de sacarlos de competencia.

Quedan dos semanas para la elección. Bachelet y sus partidarios deben asegurar su triunfo en primera vuelta con una gran presencia territorial y marcando los ejes programáticos que se sintonizan con los anhelos de los chilenos.El cambio de fondo con gobernabilidad, para lo cual se requiere ganar también un parlamento favorable a las transformaciones.

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