La urgencia de recuperar el Estado de Chile

He notado que hasta el Presidente y los parlamentarios cometen errores graves cuando se refieren al Estado e incluso lo confunden con el Gobierno. En el país mismo se ve esta grave confusión y otras similares. En los servicios públicos de salud, educación y otros se presenta en la entrada la placa que dice por ejemplo: Hospital tanto y tanto, Gobierno de Chile, lo mismo en los establecimientos educacionales. Los hospitales, liceos, universidades públicos no pertenecen al Gobierno, que cambia cada 4 años, sino al Estado de Chile.

¿Qué es el Estado? La respuesta más en boga es la institucionalización de la organización política de una población con territorialidad definida. Hay una sociedad o población que se da una organización reconocida por todos para gestionar y realizar las acciones comunes de beneficio para todos. Se reconoce que el Estado nació cuando el ser humano se estableció en territorios en relación a la agricultura y que antes en sociedades cazadoras recolectoras por ejemplo no había Estado. La institucionalización comprende habitualmente el establecimiento de organismos burocráticos para realizar la administración de acciones.

Este concepto de Estado no va al fondo de su necesidad y su génesis que solo se puede encontrar en la antropología profunda que ahora debe resultar del conocimiento del genoma humano y de sus interacciones con el medio para generar dinámica o evolutivamente a las poblaciones humanas integradas en su ecología. La crisis actual de los estados especialmente del chileno y más todavía agravada en esta pandemia solo se puede empezar a vislumbrar desde esta antropología genómica-ecológica-evolucionaria.

Ahorro espacio dando una definición afín e inclusiva de toda forma de Estado: Estado es la organización del bien común de un pueblo (que incluyen lo genómico-ecológico-evolucionario). Entiendo por bien común toda aquella existencia material necesaria para la vida entendida en forma amplia de ese pueblo (tierra, agua, aire, biota, etc.), todas las transformaciones de esa materialidad realizadas por ese pueblo más la producción monetaria que esa transformación produce (PIB por ejemplo), pero lo más importante son todas las redes humanas que constituyen a ese pueblo como sociedad instaladas para su bienestar y felicidad. El Estado como organización de todo el pueblo y para todo el pueblo tiene una direccionalidad en sus acciones que es el bien común repartido entre todos sus integrantes, es decir cobertura 100%, equitativamente, al menor costo posible, sin discriminación ninguna y de la más alta calidad que se tiene. Por lo tanto el Estado lo constituimos todos, es la organización de la sociedad como tal para su bienestar.

Lejos estamos de esta forma de Estado dadas muchas circunstancias que conspiran contra el bien común, la equidad, la justicia y la paz. Para realizar estas funciones el Estado tiene sus poderes: Ejecutivo (Presidencia), Legislativo (Parlamento) y Judicial (Tribunales); tiene además toda la organización administrativa de las comunas, que incluye su organización viva como juntas de vecinos, comités de acciones comunes, cooperativas de aguas u otros servicios, los llamados cuerpos intermedios como Bomberos, Colegios Profesionales, organizaciones de Salud y de Educación.

El Estado debe tener a su cargo las acciones productivas estratégicas, en lo posible con empresas propias y de servicios de otra forma no se puede asegurar ni la autonomía ni la distribución equitativa y completa de los servicios realizada responsablemente. Los enemigos mortales de esta concepción social, fraterna, solidaria de Estado son el sistema capitalista y los modelos sociales y económicos individualistas o verticalistas como el fascismo, el neoliberalismo, los sistemas tiránicos, las oligarquías de poder, incluidas las de los partidos políticos, especialmente si son monopólicos como los de los países comunistas, etc. Chile alcanzó a tener un sistema de salud SNS), de educación (pública) y productivo (Corfo) bien cercano a esta modalidad de Estado en los años 50, 60 e inicios de los 70, particularmente después de la chilenización de la minería durante el gobierno de Frei Montalva. Era obvio que fuera esta la organización que la Dictadura Cívico-Militar-pseudo-neoliberal y después los gobiernos dichos democráticos se dedicaran a retro-excavar y demoler para instalar donde se pudiera empresas capitalistas o expansión de las empresas existentes a costa del Estado, hacer más ricos a los ricos y más pobres a los pobres relativamente. La desigualdad socio-económica y del poder se fue a las nubes y sigue incrementándose.

La única forma de frenar el crecimiento de la desigualdad es con un empoderamiento del Estado, que somos todos, de la riqueza y bien común del país, que por lo demás le pertenece, pero que los gobiernos se han empeñado en transferir principalmente a las grandes empresas chilenas y a las transnacionales. Lo sucedido en la educación superior entre los años 80-85 es monstruoso; mientras se redujo el presupuesto de las Universidades estatales en un 85% de su poder adquisitivo al año 80, se prestó a la banca privada y a las empresas el 30% del PIB nacional. Nunca se ha repuesto lo que se le quitó a las universidades estales incluyendo los salarios de todos los trabajadores y todavía no sé si la banca privada devolvió ese dinero.

Es urgente que el Estado de Chile recupere lo que le pertenece a todos los chilenos, solo se demanda justicia, Chile y toda su riqueza para todos los chilenos repartida equitativamente y somos los chilenos los que tenemos que decidir cómo repartimos y cuanto le damos al privado y a las transnacionales con una constitución que verdaderamente consagre que el poder y la soberanía reside en el pueblo chileno y no en entelequia como es la Nación, o empresas capitalistas, partidos políticos, poderes fácticos o grupos secretos.

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