Una noticia que pasó inadvertida para la gran mayoría de los chilenos/as fue la modificación de la ley de Royalty, impulsada por el gobierno del Presidente Boric y apoyada por la mayoría del Congreso, la que permitió entregar este año 93 mil millones de pesos a 307 municipios del país, una cifra histórica que materializa el avance hacia una mayor igualdad territorial y autonomía financiera.
Un extraordinario recurso que promueve con fuerza la descentralización, tan esperada como anhelada por todos los chilenos/as, además de equilibrar las brechas presupuestarias que existen entre municipios. Desde luego, esta primera transferencia histórica pone definitivamente en marcha un proceso de distribución esperado desde todos los rincones edilicios del país, y por cada uno de sus habitantes, quienes que ven en ello una fuente de crecimiento económico, social y cultural que no tiene precedentes, y que viene a darle a las familias el incentivo del crecimiento seguro y asequible de sus hijos e hijas.
Por primera vez, desde la vuelta a la democracia, que somos testigos de un vuelco tan sorprendente para revertir la realidad territorial y social del país. Es como si de la noche a la mañana las familias chilenas sintieran que son parte de los intereses del poder y de la voluntad de cambio de quienes toman las decisiones políticas mandatadas por el pueblo.
Durante años, el municipalismo estuvo esperando esta inyección de recursos que permita estrechar la brecha de la desigualdad existente, subvertir el abandono territorial de los municipios alejados del centro del país, ir hacia la descentralización fiscal y brindar el apoyo a las comunas más carenciadas y con menos recursos. Sin embargo, hoy en día, cuando debiera ser un día de regocijo, se ha difundido muy poco del extraordinario significado del llamado royalty minero, noticia que va en favor de todos los chilenos/as.
Hubiese esperado la construcción de una sólida palestra pública generada por los medios de comunicación, con intención de informar y consultar -sobre todo- cómo las municipalidades darán uso de estos nuevos ingresos históricos del llamado royalty. Todo en un momento muy complejo de nuestra realidad ciudadana, acosada por la delincuencia, donde por su causa es posible que estas noticias tan importantes puedan pasar casi inadvertidas por la ciudadanía.
Y es de importancia poder informar en pos de la transparencia, porque bajo esta nueva realidad, se podrá enfrentar con mayor propiedad y lucidez los diversos problemas que presentan las alcaldías que nunca dispusieron de los recursos necesarios para enfrentarlos. Por tanto, estamos en presencia de una iniciativa del gobierno, presentada y aprobada como ley del Royalty, quizás, la más importante de los últimos 30 años; y puesta a disposición de las necesidades y urgencias de los vecinos y vecinas de todo Chile. Una verdadera revolución territorial con fines de crecimiento y desarrollo, que será el espejo de satisfacción donde se reconocerán las generaciones del mañana.
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