Leyes que dignifican y reconocen los derechos de las chilenas

En esta nueva conmemoración del Día Internacional de la Mujer que recuerda la lucha de un grupo de trabajadoras en Nueva York en 1857, y estando ad portas del término del segundo gobierno de la única Presidenta que ha tenido nuestro país, quiero hacer un balance legislativo de lo que significó el gobierno de Michelle Bachelet, en nuestra reivindicación como mujeres y los desafíos que se vienen. 

Sin duda alguna, el principal logro obtenido fue la aprobación de la interrupción voluntaria del embarazo en tres causales, conocida como Ley de Aborto Terapéutico.

Recordemos la férrea oposición de parte de la derecha, donde escuchamos discursos que violentaban nuestra dignidad. Pese a ello, logramos aprobarla en el Congreso y se rechazaron los requerimientos presentados en el Tribunal Constitucional por parte de Chile Vamos. Este fue, en mi opinión, el triunfo legislativo más importante en la historia de las mujeres, luego de la incorporación de la mujer al sufragio en todas las elecciones, en 1949. 

También es destacable la denominada “Ley de Cuota” impulsada por la Presidenta en la discusión de la ley que sustituyó el Sistema Electoral Binominal por un Sistema Proporcional, en el que se aprobó la norma donde al menos un 40% de los candidatos al Parlamento deben ser mujeres.

Esto significó que la representación de las mujeres en el nuevo Congreso sea de un 26,1% en el Senado, con 6 senadoras, y un 22,6% en la Cámara, con 35 diputadas.

Dicha reforma sirvió para aumentar la representación, dado que desde el retorno a la democracia el aumento de las mujeres había sido de un promedio de 2,5 puntos por elección. Gracias a la nueva ley hubo un aumento de casi 10 puntos. Lo que queda pendiente para una futura legislación es asegurar la competitividad de las candidatas que se presenten y su ampliación. Por ello, en diciembre pasado presentamos una moción para que la Ley de Cuotas sea incorporada a las próximas elecciones de concejales y consejeros regionales. 

Otra reforma importante tiene relación con la institucionalidad, al crearse el ministerio de la Mujer y la Equidad de Género, realzando la jerarquía de la materia en el sistema público, permitiendo articular las políticas públicas desde un Ministerio, lo cual viene a ser el pilar para seguir avanzando en nuestros derechos. Espero que la nueva Ministra continúe trabajando en esa dirección. 

Junto a las anteriores, podemos resaltar el acceso a la píldora del día después sin receta; la eliminación de la pre existencia del embarazo en los programas de Isapres; la creación del delito de maltrato corporal único relevante; la eliminación de la precalificación del maltrato habitual corporal por parte de los tribunales de familia; la Ley de trabajadoras de casa particular, que regula su descanso, la jornada y condiciones laborales; la Ley de manipuladoras de alimentos, que garantiza que puedan recibir su salario de enero a diciembre, lo que anteriormente no ocurría, entre otras. 

Quedan aún varios desafíos como erradicar la violencia contra la mujer y la discriminación que sufrimos en diversos espacios. Tenemos que seguir impulsando reformas que reivindiquen el rol de la mujer, como la elaboración de un Protocolo contra el acoso sexual en diversas organizaciones, porque esto no sólo se da en el trabajo, sino también en la mayoría de las instituciones y organizaciones públicas y privadas, por lo cual es necesario hacerse cargo en establecer un procedimiento de apoyo a las víctimas. 

Hoy, la participación laboral de las mujeres es de un 48% frente a un 70% en los hombres. Aunque hemos ido avanzando paulatinamente en la incorporación al mercado laboral, seguimos siendo uno de los países de América Latina con más baja tasa laboral, debido fundamentalmente porque somos las mujeres las que nos hacemos cargo de la familia, abandonando el trabajo cuando lo requieren los hijos, hijas, adultos mayores y personas no valentes. Por ello, avanzar en corresponsabilidad es urgente, para que hombres y mujeres sean responsables de las labores domésticas y del cuidado familiar. 

De igual forma, necesitamos ampliar una ley de cuotas para directorios de empresas, a órganos universitarios y cualquier espacio directivo, donde debemos asegurar la presencia de las mujeres. 

También queremos realizar una reforma al régimen de sociedad conyugal para que el hombre deje de ser el único administrador de la misma como hoy lo establece el Código Civil, al cual debemos contar con su autorización para vender nuestros bienes, junto con terminar la prohibición de segundas nupcias que tenemos las mujeres luego de 270 días de disuelto el vínculo matrimonial, lo cual no tiene justificación porque vulnera la igualdad ante la ley. 

Quiero hacer un llamado a todas las legisladoras y al nuevo gobierno para que recojamos estos planteamientos y los hagamos leyes. Pronto comienza una nueva etapa donde debemos seguir impulsando la igualdad de género y el respeto a la dignidad de las mujeres.

Mi compromiso como legisladora se mantendrá como lo he venido haciendo, y espero que continuemos trabajando en la línea que impulsó la Presidenta Bachelet y que nos llena de orgullo como mujeres. 

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