Este 11 de marzo se cumplen dos años del arribo al poder del Presidente Gabriel Boric, por ello, se requiere de las fuerzas políticas un balance de la tarea que su gobierno ha realizado en este período. Lo primero que me permito afirmar es que no ha sido fácil. A la falta de experiencia que es natural en una nueva generación que inicia la tarea de gobernar hay que agregar el hostigamiento permanente de las fuerzas conservadoras para obstruir y paralizar la acción gubernamental.
Todos y cada uno de los pasos de esta administración ha tenido como respuesta el rechazo y el fuego a discreción de una derecha revanchista. Incluso, cuando el Presidente Boric ha precisado dichos previos al ejercicio de la Presidencia y rectificado puntos de vista propios de otra coyuntura, nada ha sido recogido positivamente en la oposición, por el contrario, han hecho de ello motivo de burla y nuevas descalificaciones. Ha tenido un rol especialmente agresivo la oposición parlamentaria, bloqueando sistemáticamente las reformas e iniciativas de gobierno.
Ahora bien, hay logros relevantes, como en salud el término del copago, que ha significado desde su implementación un apoyo de más de 100 millones de dólares a los sectores populares y la clase media que son los destinatarios de esa de esa decisión. Hay que valorar la ley de infraestructura crítica que ha reforzado el control fronterizo y frenado la migración ilegal que venía incrementándose desde la invitación que hiciera Piñera en Cucuta, intervención que trajo una oleada migratoria de la cual la derecha se ha desentendido totalmente.
Asimismo, el subsecretario del Interior, Manuel Monsalve, en dos años de labor ha conseguido echar las bases de una política pública para enfrentar el crimen organizado. Ese diseño y planificación no existían en Chile.
Este Gobierno tiene además el mérito de haber creado e impulsado el Plan Nacional de Búsqueda desde el Ministerio de Justicia, con el objetivo de concretar la responsabilidad del Estado en la investigación y esclarecimiento del destino de los detenidos desaparecidos, la más permanente de las criminales violaciones a los derechos humanos bajo la dictadura.
Cuando asumió este Gobierno, las secuelas de la pandemia se hacían sentir, pues Piñera dejó una situación económica deprimida y elevada conflictividad social. Las candidaturas de exministros y otros personeros que se decían sus continuadores no tuvieron un respaldo significativo, de hecho ninguna de ellas llegó a la segunda vuelta presidencial. El piñerismo gasto el total de los ahorros del cobre, más de 20.000 millones de dólares, y además, Chile quedó endeudado.
En ese difícil escenario, el Presidente Boric ha dado permanente apoyo a la conducción económica que debió empeñarse para frenar el deterioro y estabilizo la situación nacional. Por cierto, los editoriales de los medios hegemónicos ese logro, tan importante para el conjunto del país, no lo reconocerán de ninguna manera. Su línea estratégica es practicar una crítica demoledora.
No ha sido fácil, ese es el resumen. No obstante, la responsabilidad y la consistencia con que el gobierno ha desarrollado su tarea para enfrentar las dificultades han permitido que Chile retomara su marcha. También han habido errores no forzados y sorpresas muy desagradables, como el caso "fundaciones". La lucha contra la corrupción debe intensificarse.
Ante la exacerbación de los ataques no hay que someterse, la ruta es perseverar y mantener la voluntad de configurar las mayorías necesarias que permitan realizar las reformas sociales tanto tiempo pendientes en Chile.
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