Nueva normalidad, señal apresurada que arriesga vidas

En los últimos días, el Presidente de la República y miembros del gabinete han empezado a hablar de una nueva normalidad.  Plantean la idea de retomar gradualmente la vida cotidiana. En ese sentido, se han dado, al menos tres señales, el regreso de los funcionarios públicos a sus labores; la eventual vuelta a clases de los escolares, prevista para mayo, y un instructivo para la reapertura de los centros comerciales.

Todo ello me parece en extremo preocupante. Creemos que se están dando señales que no corresponden al estado actual de la pandemia en Chile. Hoy tenemos cada día más contagiados, muchos pacientes críticos y un número importante de víctimas, que ha llegado a trece muertos diarios.

Hoy, según especialistas y el propio Gobierno, estamos recién acercándonos al peak de la pandemia. No hay nueva normalidad.

Hoy es el momento de mayor riesgo.

Hoy empezamos a ver diversos brotes en hogares de ancianos.

Hoy tenemos muchos trabajadores de la salud contagiados.

En esas condiciones, el llamado claro, nítido, sin vacilaciones, debe ser pedir a nuestros compatriotas redoblar las medidas sanitarias. Debe aplicarse en la materia el principio precautorio. Ante la duda de que pueda verse expuesta la población a un riesgo grave, más vale exceder los resguardos que quedarse corto.

La nueva normalidad puede llevarnos a una falsa sensación de relajo, a la percepción de que la pandemia pasa o está superada, de que vamos saliendo, de que el riesgo disminuye, de que podemos salir a la calle, hacer deportes, trotar, tomar café, cerveza o comer una empanada, como lo ha señalado una autoridad sanitaria de Gobierno. Eso que puede generar un rebrote, como ha ocurrido en otras naciones.

Cuando efectivamente tengamos cifras más alentadoras sostenidas, constantes, que muestren una tendencia clara e irreversible…

Cuando los funcionarios tengan la certeza de no contagiarse…

Cuando las madres estén seguras de mandar sus hijos a clases, sin riesgo para sus profesores, asistentes de la educación, padres y abuelos…

Cuando los centros comerciales vuelvan a ser necesarios, podemos dar otros pasos.

Llamo, por tanto, al Gobierno a no cantar victoria antes de tiempo, a no anticipar hoy un mensaje de fin de pandemia, que no corresponde a las cifras actuales, que confunde y arriesga vidas y, en cambio, a insistir en que nos preparemos todos y todas para el peak de la pandemia, reforzando el llamado a la prevención y el cuidado.

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