Oscar Landerretche o el precio de la lealtad

El economista del Partido Socialista, Oscar Landerretche decidió renunciar a la comisión que conformaron los partidos de la oposición para estudiar una propuesta tributaria.

Si bien pretextó falta de tiempo, lo cierto es que es un secreto a voces que su renuncia se debió a que parlamentarios de su propio partido lo acusaron de no haber estado dispuesto a avanzar en una reforma tributaria. Ello habría ocurrido cuando fue coordinador programático de la campaña de Eduardo Frei Ruiz- Tagle. Ahora la apoyaría “por razones oportunistas”.

La verdad, como yo la viví, es otra. El economista socialista, en esa ocasión, sí apoyó esa reforma. Pero, cuando el comando presidencial rechazó esta idea, su coordinador hizo lo que todo republicano habría hecho.La aceptó y trató de presentar la negativa de la mejor manera.

Su renuncia al comando o protesta pública habría significado otro desorden en una campaña que no iba bien. Hoy goza de mayor libertad que ayer y por eso sí renunció. Cosa que lamento. Así como aquella vez Oscar Landerretche nos habló de lealtad; hoy nos recuerda que las palabras injustas tienen consecuencias que debieran hacer pensar más a quienes las profieren. Me quisiera quedar con estas lecciones de este lamentable episodio.

Una vez designado Eduardo Frei Ruiz-Tagle como candidato presidencial de la Concertación de Partidos por la democracia, sus máximos líderes procedieron a formar un grupo de personas encargadas de sistematizar todas las propuestas programáticas elaboradas por los cuatro partidos y por Océanos Azules. Fui parte de ese equipo.

Fruto de ese trabajo surgió un documento de bases programáticas del futuro gobierno. En el se planteaba la necesidad de realizar políticas de inversión social y productiva de tal entidad que suponían una reforma tributaria que aumentara los ingresos fiscales. Eso fue apoyado por el coordinador programático de la campaña.

Sin embargo, cuando se presentó esta propuesta, miembros del comando se opusieron a ello. Entiendo que las razones fueron tanto electorales, políticas como económicas. Electoralmente se adujo que ningún candidato gana una elección promoviendo aumento de impuestos. Los impuestos son tales porque son dolorosos recordatorios de los costos económicos que supone la convivencia.

Los economistas más neoclásicos alegaron que impuestos más altos podían afectar la inversión, el ahorro y el crecimiento económico; sobre todo en medio de un país convulsionado por una crisis externa. Políticamente se añadió que proponer alza de impuestos era una señal más de izquierdización de una campaña, la que perdía terreno ante un empresario de derecha. Sea como fuere, lo que se resolvió fue diluir la propuesta de reforma tributaria que pasó a mejor vida.

Nada de lo relatado en el párrafo anterior se discutió y menos se aprobó oficialmente. Nunca hubo una reunión formal de los dirigentes partidarios y de Océanos Azules. Por ello sé muy bien que se podrá negar lo que aquí he afirmado.Sin embargo, así lo viví yo.

Me parece importante de recordarlo. Lo hago sin afán de volver a abrir una vieja herida ni mucho menos participar en una polémica entre opositores del actual gobierno. Por el contrario, lo que deseo es relevar la actitud ética de Oscar Landerreteche. Se trata de destacar su lealtad.

Lealtad porque fue firme en su agradecimiento para con Eduardo Frei, quien lo había llamado a tan alta responsabilidad y a quien no podía traicionar ni dejar en incómoda posición.

Leal porque guardó silencio en medio de un triste episodio de la campaña, cumpliendo así con el pacto de reserva que debe saber llevar todo político serio.

Leal porque fue más allá de lo debido y buscó ocultar lo que era secreto a voces: no pensábamos lo mismo en esta delicada materia.

Leal porque sabía muy bien quien tomaba las decisiones y que se debían acatar.

Leal en los hechos, sacrificándose por el equipo y manteniéndose en el lugar en medio de una campaña bastante tormentosa. Me quedo con esto en tiempos que resulta tan fácil hablar mal de los políticos. Oscar Landerretche nos recordó el precio que hay que estar dispuesto a pagar por ser leal.

Por eso invito a leer el libro que Oscar coordinó junto con Ricardo Lagos Escobar.Lo acaban de lanzar. Se llama El Chile que viene. Se trata de más de veinte artículos de una nueva generación de académicos chilenos que plantean sus miradas y propuestas para que nuestra nación sea desarrollada. Por cierto, Oscar Landerretche escribe ahí sobre …la reforma tributaria que viene.

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