"Por el amor de Dios ¡Únanse!"

Es muy importante que por fin un obispo inteligente nos entregue un mensaje lleno de verdad y esperanza, que haya sido capaz de sacar la voz de una Iglesia que ha callado y guardado tanto silencio ante una crisis de tan hondas repercusiones dejando así de ser Madre y Maestra.

En su carta titulada "Las Tres Crisis", aparecida el 19 de julio, el arzobispo de Concepción don Fernando Chomali, nos dice con coraje y con  autoridad moral, lo  que está ocurriendo en el Chile de hoy invitándonos a  meditar su mensaje luminoso y profundo en momentos que las dirigencias políticas se encuentran entrampadas en sus propias rencillas y en sus egoístas cálculos electorales.

Es cierto que la crisis de la política conlleva un clima de ingobernabilidad. La ciudadanía observa con estupor como las dirigencias políticas están  enfrascadas  en sus propias discusiones internas  ignorando y olvidando que fueron elegidos para conducir y servir de manera responsable buscando   el bien del país. 

Con ocasión de cumplir 80 años, en septiembre de 1987, se  organizó una celebración en honor al cardenal Raúl Silva Henríquez, en el Círculo español de Santiago, en momentos que el país estaba también sumido en una crisis política donde cada partido sacaba sus propios cálculos y miraba sus propios intereses. 

En esa oportunidad, Chile mediante sus dirigentes le rendía un merecido homenaje de gratitud a un Cardenal que había alzado su voz en dictadura transformándose en la voz de los sin voz. A ese evento don Raúl pensaba que irían unas 50, tal vez unas cien  de esas personas  a las que tanto quería y debía, y que tendría   una velada de camaradería, algo íntima y algo melancólica. Llegaron 1.200.

Viendo el Cardenal esa muchedumbre, donde se mezclaban hombres de todas las ideologías, de todos los partidos políticos, de varias religiones, de todas las clases sociales y de los más diversos ámbitos de la cultura, levantó su vigorosa voz para expresar.

"Yo creo que es posible construir la patria y además es posible no renunciar a nuestras diversas maneras de pensar, porque cada uno de nosotros debe aportar algo a esta construcción tan bella que se llama Chile”. “Por el amor de Dios ¡Únanse ! Chile vale más que cada uno de nosotros". 

Hoy,  como ayer debemos saber exigir de quienes nos gobiernan que asuman responsablemente el mandato que el pueblo les entregó, que dejen de lado sus rencillas y ambiciones de poder y miren el bien de Chile.

En su carta el obispo Chomali nos advierte "no hay fuente de violencia más grande que el hambre, la desesperación y la sensación de sentirse debajo  de la mesa". 

Chile añora los tiempos de una Iglesia cercana a sus ovejas, predicando el mensaje de Jesús con valentía y con la certeza que así se estaba cumpliendo con el mandato de amar al prójimo, puesto que a don Raúl la caridad de Cristo lo urgía, como decía su lema episcopal.

Gracias don Raúl.

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