Durante la última campaña presidencial la derecha hizo popular la frase que llamaba a poner a los niños primeros en la fila. Acierto comunicacional y discursivo que hasta hoy hace sentido, a pesar de no estar ni cerca de ser una promesa cumplida.
Esa misma frase ha reflotado en innumerables ocasiones en el Congreso. Una de las últimas, durante la votación en la Sala de la Cámara de Diputadas y Diputados sobre el proyecto de pos natal de emergencia que impulsé junto a parlamentarios de todos los colores políticos.
Lo cierto, es que hoy en día esa bandera es propia de la ciudadanía en general. El problema, es que el Ejecutivo ha preferido jugar un gallito inconducente con quienes impulsamos esta iniciativa poniéndole trabas y dilatando su tramitación, dejando en el olvido su aclamado eslogan.
A decir verdad, no creo que para el gobierno los niños y niñas sean prioridad. Tengo la convicción que para el Ejecutivo y el Presidente Sebastián Piñera en Chile existen dos filas. Una que avanza rápido y otra que apenas camina y más pareciera estar estancada por la burocracia, el olvido y la falta de empatía.
La primera fila tiene la facultad de incidir fuertemente en la segunda. De allí sus privilegios y la especial preocupación del gobierno. No los culpo, cualquier teórico económico nos recomendaría poner énfasis en este grupo que podría más tarde chorrear hacia abajo. Pese a esto, en innumerables ocasiones lo teórico ha demostrado no estar ni cerca de lo práctico.
Lo que olvida el gobierno, es que todo su poder, su mandato, surge de la segunda fila. Es allí donde están los millones de chilenos y chilenas que los eligieron con una votación histórica. Es allí donde habitan las familias que hacen funcionar realmente la economía, la industria, el empleo, la seguridad, la educación, la salud e incluso el propio aparato estatal.
Es la segunda fila la que instala la alfombra, conecta las luces y hace funcionar el dispositivo digital de última tecnología que permite que los de primera fila puedan esperar sentados su turno.
Extender el pos natal durante este periodo de emergencia no es un favor hacia las familias. Es un deber del Estado asegurarle a este importante grupo de la población que sus derechos valen lo mismo que el de los empleadores que hoy pueden, con cargos mínimos, suspenderles el contrato, acceder a financiamiento, salvatajes e incluso saltarse obligaciones legales como asegurar el acceso a salas cunas.
Más allá de poner a los niños primero en la fila el gobierno debería cambiarlos de fila. Ubicarlos en la de los privilegiados, allí donde siempre debieron estar.
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