Pueblos indígenas y comandos presidenciales

Ha concluido la conformación de los primeros equipos principales de los comandos de los pre-candidatos presidenciales de la derecha y de la oposición. Son los equipos de confianza; los que llevarán hasta el 30 de junio (elección primaria) el mando de las tareas centrales de cada campaña, tanto en su dimensión territorial como programática.

Los comandos de la derecha y de la oposición han buscado sintonizar con ciertas ideas-claves, que surgen de la movilización social, que es crítica a los partidos políticos y a la repetición de figuras políticas que la llevaron centralmente a partir de 1990: los rostros repetidos.

Los comandos han sido sensibles a esa crítica, y han incorporado a una masa relevante de profesionales jóvenes, muchos de ellos sin militancia histórica ni grandes trayectorias y lo más alejado posible de los partidos políticos, mezclando además la presencia de mujeres, para responder –en cierto sentido- también al tema de los derechos de género. Esto último no es correspondiente en relación con las plantillas de candidatos a parlamentarios: en esta elección habrá menos mujeres-candidatas que en el 2005.

En este proceso de constitución de comandos de campañas presidenciales hay un dato sorprendente: en ninguno de los llamados primeros equipos principales, los de alta confianza, están presente los indígenas. No es menor.

Esto acontece con Golborne y Allamand. No es extraño. Es raro que ellos visibilicen a los Pueblos Indígenas, demasiado criminalizados por la derecha.

Lo notable es lo que acontece en la conformación de los comandos de los partidos de la oposición.Velasco fue el primero en dar a conocer su team de campaña: ningún indígena.

La prensa informó sobre los convocados por Enríquez-Ominami a su equipo central: ningún indígena.

En las redes virtuales se informó profusamente sobre los hombres y mujeres de confianza principal de Orrego: ningún indígena (y el PDC cuenta con un Frente Nacional Indígena); y en el novel equipo central de Michelle, ningún indígena  y el PS y PPD han convocado a un gran Frente nacional indígena de la Oposición.

En el caso de la candidatura de Gómez, en el anuncio inicial de su equipo principal, tampoco hay indígenas. Interrogado por este “detalle”, al menos, en días después del anuncio, nombró a José Ankalao, como “vocero de su comando”. Un paso notable. El único.

¿Casualidad? ¿Coincidencia? ¿Improvisación? ¿Desprolijidad?

Estoy seguro que luego de este artículo, que seguramente será conocido por alguno de los “miembros de confianza” de los comandos, habrá respuestas y reacciones.

De hecho, desde el comando de Enríquez-Ominami me dijeron en twitter que los indígenas entraban en otro momento.

Desde el comando de Orrego me dijeron también en twitter que faltaba por constituir más equipos.

Desde el comando de Gómez me dijeron por facebook que en el programa radical hay un capítulo específico sobre Pueblos Indígenas, después nombraron a Ankalao.

En la oposición, los indígenas del PDC, PPD, PS, PR, PC e IC tuvieron que presentar una petición especial en el encuentro programático del Hotel Neruda (23 de marzo) para que se considerase el tema indígena como un Eje Programático especial. No hubo problema, pero no estaba considerado en la convocatoria.

En los encuentros recientes realizados por los candidatos Girardi y Undurraga no figuraron indígenas en la convocatoria, y el tema no estuvo presente en sus comisiones de debate. Hubo sí algunas menciones con ideas antiguas como la del “reconocimiento constitucional” de los pueblos indígenas.

¿Casualidad? ¿Coincidencia? ¿Descuido? ¿Improvisación?Creo que hay un poco de todo esto.

Y quiero creerlo así, pues lo contrario sería muy delicado, es decir, invisibilizar la causa indígena, justo cuando los resultados del Censo 2012 entregan como hecho el que somos 1.715.000 indígenas en el país y que los mapuches constituyen casi 1.500.000 personas. Pero no es sólo el dato estadístico.

Es fundamentalmente el antecedente de que los Pueblos Indígenas de Chile, y principalmente el Pueblo Mapuche, están en proceso de resistencia a la cultura dominante; sienten una profunda desconfianza hacia los partidos políticos y están demandando intensamente el cumplimiento de compromisos contraídos anteriormente y están poniendo temas nuevos en el debate político.

Ignorarlos sería un error político con consecuencias impensables. Marginarlos en los ámbitos de “confianzas políticas” sería una muestra de discriminación. Excluirlos de los espacios de participación sería imperdonable en el Chile de hoy, y esto va para los partidos políticos que están negando la inserción de indígenas en las plantillas de candidatos a parlamentarios, por proteger a “los que tienen mantienen”, en desmedro de los propios discursos a favor de la diversidad.

No se están dando cuenta que los Pueblos Indígenas del Chile de hoy están adquiriendo con extrema rapidez una autoconciencia e identidad insuperable. El Censo 2012 demostró que los indígenas rompen mayoritariamente, ahora, su silencio étnico.

Entonces, es necesario poner esta voz en el desierto para que los rumbos puedan ser enmendados en el más corto plazo por nuestros políticos. Michelle lo señaló en cierto modo en su discurso en la comuna de El Bosque: “Las condiciones de vida y los derechos de nuestros pueblos originarios siguen constituyendo una tarea pendiente como país, y es otra dimensión crítica de esta falla estructural que como sociedad nos afecta a todos”. Corresponde entonces construir consecuencia con este certero diagnóstico.

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