¿Qué está en juego?

El próximo domingo se realiza la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Chile, de este modo concluirá el proceso que define quién ejercerá la Presidencia de la República desde marzo de 2026 hasta marzo de 2030. Hay dos visiones. Por una parte, la propuesta autoritaria y ultraconservadora; y por otra parte, la alternativa democrática y de justicia social. En efecto, el candidato José Kast logró derrotar a las otras fuerzas pertenecientes a la derecha chilena y pasar a segunda vuelta, afirmando que aplicará la coacción del Estado para resolver los grandes temas del país: la migración y la seguridad. En los últimos días ha exacerbado esa posición señalando que los migrantes en situación irregular deben irse prontamente, porque desde el poder ejercerá la autoridad deportando a quienes no lo hagan.

Incluso, fanfarronea contando los días que faltan para el momento en que teóricamente asume el mandato presidencial y comenzarán las deportaciones. Ha ido muy lejos tratando de crear una situación conflictiva en la frontera de Chile con Perú. No lo ha conseguido. Pero se desnuda que considera el destino de centenares de miles de migrantes como parte de la agitación electoral.

Asimismo, trata de ocultar su inclinación por la impunidad ante la evidencia pública que se propone, desde su eventual gobierno, el término del encarcelamiento de los autores de crímenes de lesa humanidad y de viles atrocidades que repugnan la conciencia de la humanidad. Ante ello, la alternativa democrática está liderada por Jeannette Jara, su núcleo articulador es avanzar en democracia en la solución de los grandes temas como seguridad, migración, vivienda, educación, salud, crecimiento económico. Una vía de reformas que fortalecen los pilares institucionales del régimen democrático es el camino que propone.

Las fuerzas de izquierda y centroizquierda que conforman este entendimiento poseen una dilatada experiencia y no han caído ni caerán en la demagogia que conlleva propuestas sin la base de sustentación que se requiere para llevarlas a la práctica.

El mérito de la alternativa de Jeannette Jara es su amplitud política y social, así como el patrimonio histórico de los partidos que la constituyen, organizaciones de larga trayectoria, cuyo duro bregar en defensa de los intereses populares fue aportando paso a paso a echar las bases del Estado de derecho existente en el país. Incluso, su aporte histórico se materializó en avances que la dictadura de Pinochet no pudo destruir como la propiedad de las riquezas básicas por el Estado de Chile.

Desde la brega del Partido Radical en la segunda parte del siglo XIX en contra del conservadurismo de la oligarquía agraria, incluyendo las luchas obreras impulsadas por el Partido Comunista y la movilización por los derechos del campesinado, la nacionalización del cobre y las riquezas básicas lideradas por el Partido Socialista y la Democracia Cristiana, hasta integrar el aporte democrático del Partido por la Democracia y el nuevo impulso generado por el Frente Amplio y el Partido Liberal. Asimismo, desde los años '80, en plena dictadura, de manera simultánea a la lucha por la libertad y la democracia, surgió desde estos partidos duramente perseguidos por Pinochet, uno de los cambios más importantes del Chile actual, la brega por la igualdad de género que retomó los avances de los años '50 y luego de comienzos de los '70, esfuerzo que ha permitido alcanzar un nuevo rol a la mujer chilena superando una cultura de opresión incompatible con la dignidad del ser humano.

En consecuencia, en el bloque "Unidad por Chile" se agrupan las fuerzas fundamentales del avance y consolidación de la nación chilena a lo largo de varias décadas y la convergencia democrática más importante para frenar el conservadurismo autoritario. La línea estratégica de este conjunto de fuerzas es realizar los cambios necesarios con realismo y decisión, sin promesas irrealizables, pero con la convicción que se requiere para lograr su concreción en el curso del próximo gobierno.

Hay un dilema muy de fondo, el alma de Chile debe estar en las personas, en la relación fraternal entre ellas, en la justicia y la colaboración mutua y no en la búsqueda de negocios o arreglos individuales, en efecto, como mecanismo de transacción en el mercado el dinero no es reemplazable, pero el sentido de ser de la nación está en el destino común de sus habitantes que se forja y construye diariamente en una tarea compartida.

Por eso, hay decisiones que no se miden en dinero, el circulante no cubre la responsabilidad de gobernar que conlleva como condición esencial lograr la justicia social que el neoliberalismo rechaza. Las reformas sociales que representa Jeannette Jara, que abarcan a la inmensa mayoría de chilenos y chilenas, permitirán robustecer la democracia y frenar la propuesta de regresión autoritaria de la ultraderecha, Chile será el ganador.

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