Sueldo mínimo y modernización tributaria, ¿alerta de tsunami e intransigencia?

De verdad, quisiera que fueran alucinaciones las que estamos observando o que, por último, se tratara de apreciaciones equivocadas o que como sucede con los tsunamis, más vale que se alerten a que ocurran. 

El asunto es que por una diferencia de seis meses para el futuro reajuste del sueldo mínimo se echó por tierra el monto que se estaba discutiendo, que no era poco por cierto, entre los vítores de una oposición obstruccionista que amenaza con rechazar la idea de legislar el proyecto de modernización tributaria que propone el Gobierno y bloquear los esfuerzos del Ejecutivo. 

Sin rodeos, pareciera que se impone la intransigencia de unos y alguna suerte de voluntarismo en otros, dónde nadie puede entender las razones de La Moneda para no retirar la denominada “plurianualidad”, ni tampoco los deseos de la izquierda para rechazar la iniciativa en el Congreso, lo que podría dejar a millones de chilenos sin reajuste del sueldo mínimo. 

El debate se torna incomprensible, por lo tanto, vale la pena cuestionarnos por qué hasta aquellos opositores más moderados terminaron rechazando el veto presidencial. ¿Habrán creído los negociadores del Gobierno que podían alcanzar el respaldo de esos moderados? 

¿Qué se desprende de las postreras declaraciones del Presidente Piñera? Que se continúa con la convicción de que el país requiere de grandes acuerdos nacionales y de una oposición firme pero constructiva. El problema es que las opiniones de algunos de los colaboradores de Palacio, en el sentido de que toda la oposición ya definió el camino de la obstrucción y “quitar la sal y el agua”, ponen en duda el convencimiento y competencias de dicho equipo negociador por alcanzar los consensos. 

Hablamos de los ministros del Trabajo, Hacienda y la Secretaría General de la Presidencia, quienes realmente han entrado a la cancha con el marcador 1- 0 en contra antes de que se empiece a jugar el partido. 

La realidad nos indica que el oficialismo es minoría en ambas cámaras y que todavía no es cierto eso de la hegemonía obstruccionista.

Otra cosa es afirmar que tenemos una ola de intransigencia formándose, pero que tiene a diversos actores de la oposición e incluso a conspicuos dirigentes de Chile Vamos anhelando y pujando para que suba la marea y el temido tsunami pase de la alarma a un hecho concreto. 

El sueldo mínimo constituye un considerable temblor político. Por lo mismo, siempre es mejor estar preparado para un terremoto mayor, aunque rogamos que no acontezca alguna réplica que incluya el rechazo a la modernización tributaria que promete ayudar en serio a la clase media y las Pymes. 

La palabra la tienen los equipos negociadores del Gobierno, quienes deben perfeccionar su estrategia para así generar garantías de credibilidad reconciliatoria, pensando en aquel centro opositor constructivo que Chile necesita para su estabilidad democrática y que tiene la misión de aportar los votos claves en el hemiciclo. 

Por de pronto, desde nuestra  Fundación sugerimos aminorar la fuerza telúrica que está sacudiendo nuestra política con gestos como, por ejemplo, dividir en dos el proyecto de modernización y/o perfeccionar la “integración del sistema” para alcanzar grandes acuerdos con esa oposición moderada y republicana tras la ‘Nueva Transición al Desarrollo Integral’, que es precisamente lo que propone el Mandatario desde la pasada campaña electoral.

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