Un primer año con poco que mostrar

Enfrentamos la evaluación del Gobierno este 01 de junio con la percepción de que el Ejecutivo tiene poco que mostrar. Más allá de algunas cifras - por cierto cuestionables - este periodo ha estado marcado por la falta de voluntad real de entendimiento, la insistencia en impulsar reformas inapropiadas y el bajo desempeño en materias pro-crecimiento.

Como no tiene mayoría parlamentaria, el Gobierno debía haber buscado de buena fe acuerdos posibles y acotados con la oposición. En lugar de ello, ha optado por atacar a la oposición y polarizar el debate, como lo han hecho Trump y Bolsonaro. De esta manera, el país cae en la trampa populista en que nadie gana y todo es conflicto.

Es poco probable que tengamos una postura común entre el gobierno y la oposición sobre quién debe pagar más impuestos o qué tan solidario debe ser el sistema de pensiones o de salud.

La receta del Gobierno es una continuación de la política de los Chicago Boys y de la dictadura: soluciones privadas a problemas públicos, subsidios y no derechos, seguros individuales y no solidarios.

En este mismo sentido, nosotros no podemos pretender imponer soluciones en las que el Gobierno nunca ha creído, como fondos solidarios, el seguro único de salud o una nueva Constitución.

En estas materias más ideológicas, sólo es posible llegar a acuerdos muy puntuales.  Las propuestas más gruesas deben ser incluidas en nuestro propio proyecto de cara a las próximas elecciones presidenciales.

Pero existen otras materias que sí pueden generar un grado mayor de acuerdo desde ya, por ejemplo, la agenda pro crecimiento, reforma del Estado, reforma de las instituciones policiales, financiamiento de las fuerzas armadas, agenda de transparencia y probidad, agenda ambiental, agenda digital e igualdad de género.

Asimismo, aprovechando la coyuntura que se presenta, es posible presionar para lograr avances más sustanciales en materia de reconocimiento de pueblos indígenas, protección de los consumidores y la libre competencia, inmigración y compromisos de acción por el cambio climático.

En este listado también debieran estar las relaciones internacionales, pero el Gobierno la ha rebajado de ser una política de Estado a una política de trinchera.

En la cuenta del año pasado, el Presidente no mencionó la elección de gobernadores regionales.  Espero que ahora sí lo haga y que sea para confirmar un proceso que no tiene vuelta atrás.

Faltan 16 meses para las elecciones de gobernadores regionales. El Ejecutivo no puede seguir expresando dudas y continuar formando comisiones para analizar temas que ya fueron debatidos y sancionados por el Congreso de la República.

Como señal de confianza, sería beneficioso para la sociedad en su conjunto que el gobierno se comprometiera a implementar y no a obstaculizar las reformas ya aprobadas, y que genere condiciones reales para buscar acuerdos y para rectificar rumbos en materia de crecimiento.

A todos nos interesa que a Chile le vaya bien. En contra de lo que al gobierno le gusta recalcar, desde la oposición estamos dispuestos al diálogo, y así lo hemos demostrado en un conjunto de materias.

Esperamos que en esta cuenta pública, el Presidente consigne un cambio en la forma de actuar del Ejecutivo, de modo que en los años que restan de la actual administración podamos lograr avances positivos para los chilenos, que hoy observan con desesperanza que los tiempos mejores prometidos parecen estar cada día más lejos.

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