Una Caravana mirada desde Chile

La caravana de hondureños que se dirige a EEUU - pasando por México - ha develado una vez más la grave crisis humanitaria que atraviesa la región y que está llevando a miles de personas a huir buscando mejores condiciones de vida.

La imagen de hombres, mujeres y niños, muchos de ellos solos, es la representación más elocuente de cómo se ha construido Centroamérica: una sociedad fragmentada, que se desangra, con enorme desigualdades, rica y miserable a la vez, como lo es también nuestra América del Sur. 

Nos sorprende y emociona esta caravana que ha ido sumando seguidores de Guatemala y El Salvador en el camino. Vemos en las noticias el día a día de su recorrido, pero ¿es más fácil empatizar con lo externo? 

Chile ha visto este éxodo de personas hacia su territorio en diferentes etapas de su historia, con otros mecanismos, pero con la misma compulsión. En las últimas décadas podemos apreciarla con la inmigración peruana y colombiana  y en el último tiempo con la haitiana y venezolana. Es decir, como sociedad no hemos sido capaces de integrarlos en todas las aristas de los derechos humanos e inclusión. 

Si bien es cierto han existido avances, la falta de legislación  en esta materia -hoy discutiéndose en el Congreso -, hace que los inmigrantes estén sometidos a los lineamientos de políticas de los gobiernos de turno y no a una política de Estado. 

A veces se olvida que hablamos de seres humanos y no de mercancías. El discurso antiinmigrante, que pareciera haber calado en algunas esferas sociales desinformando y muchas veces mintiendo respecto a supuestos beneficios especiales que tiene esta población, está invisibilizando el real aporte que tienen los migrantes con el país. 

Por ahora en Chile, nos queda esperar esta ansiada ley, deseando que cumpla con los estándares internacionales en derechos humanos. Mientras tanto nos encontramos ante actos administrativos que regulan la situación y convivencia de estas personas, las cuales generan más desigualdades, menos posibilidades de integración y apertura a estar cerca de los estándares internacionales y de los pactos y protocolos firmados por Chile. 

Hoy Centroamérica nos demuestra  que es una región que se construye a si misma sin contratos sociales de los que quieren y no quieren ser. Esas miles de personas que están migrando, entre ellos cientos y cientos de niñas y niños nos retratan en nuestra miseria y nos gritan lapidariamente que en muchos lugares del mundo no se puede vivir con dignidad.

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