La llegada del Internet hace casi tres décadas ha introducido nuevas facilidades para interconexión que han abierto el acceso y uso de la red, dando inicio a un auge acompañado de un cambio tecnológico y cultural, que si bien en algunos aspectos ha sido positivo, ha generado una serie de problemas urgentes de resolver.
Dentro de los malos usos se encuentra el denominado “acoso u hostigamiento cibernético”, que ha marcado durante los últimos años la vida de muchos niños y jóvenes en nuestro país y en el mundo, donde dispositivos tan útiles como teléfonos celulares, computadoras y tablets se convierten en verdaderos canales de maltrato.
Los SMS, texto, aplicaciones, redes sociales, foros y juegos son parte de la peor pesadilla de la persona vulnerada, la que puede sufrir consecuencias psicológicas muy negativas y destructivas, llegando incluso algunas a tomar la decisión de terminar con su vida a causa de estos hostigamientos.
El acoso cibernético va más allá de simplemente enviar, publicar o intercambiar contenido negativo, dañino e inclusive falso de otras personas, sino que también puede ser incluso intercambiar información personal o privada causando humillación y vergüenza.
El suicidio de Katherine Winter, quien decidió terminar con su vida debido al hostigamiento y acoso que sufrió reiteradamente por Internet a través de redes sociales, y los cientos de casos de acoso a personas de esta misma manera, reflejan la necesidad de que se legisle al respecto y se sancione este tipo de conducta.
Es una necesidad imperante en nuestra sociedad que definamos lo que significa acoso y ciberacoso, donde los establecimientos educacionales deben contar con planes de convivencia escolar, protocolos preventivos para este tipo de conductas, planes de promoción del buen uso de los medios tecnológicos o digitales, además de redes de apoyo para las víctimas y sus familias.
Con todas estas iniciativas podremos ir avanzando en la disminución de tragedias y episodios que lamentar. Hay mucho trabajo que hacer aún para erradicar estas conductas, pero si educamos a través de estos parámetros a nuestros hijos veremos cómo el uso de la tecnología será para fines positivos y no para desmedro de las personas.
La sociedad necesita de un cambio, para evitar casos como el de Nido.org, donde claramente existe un hostigamiento por Internet y medios digitales, donde muchas veces entre adultos, también se producen estas conductas.
Necesitamos actualizar nuestras leyes y abrirlas a un panorama 2.0, donde el ciberespacio es una nueva vereda que requiere de cuidados para la ciudadanía.
Hoy estamos expuestos en una vitrina, donde nuestra información está a un sólo click. Necesitamos nuestra intimidad aunque sea en un espacio digital.
Nuestra privacidad y nuestra honra deben ser respetadas sea como sea.
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