Nuestra llegada al gobierno regional fue de la mano de la construcción, de forma participativa y vinculante, de un programa de trabajo que diera cabida a las distintas necesidades que tiene nuestro territorio. Dentro de ellas, una de las más relevantes es lograr que nuestra región camine hacia el desarrollo económico local, dotando de más herramientas para todas y todos aquellos que hoy tienen micro y pequeñas empresas (cerca del 80% de la actividad económica en la Región de Aysén).
En ese contexto, y sumado a la actual situación económica, es que hemos dado el paso histórico de aprobar el primer Programa de Reactivación Económica cuyos ejes están centrados en las MIPE de nuestra región.
Este programa, reconoce a las micro y pequeñas empresas como un componente fundamental de la actividad económica local, siendo sustento para las familias patagonas. Ellas participan en el fortalecimiento del tejido económico regional, a través de los vínculos entre diferentes comunidades que se originan en el intercambio económico, pero también social y cultural. Además, existe un diagnóstico compartido entre quienes emprenden, respecto a que los apoyos del Estado no llegan a todos y que los instrumentos de fomento suelen desconocer las dificultades extras que tienen mujeres, personas en zonas rurales y quienes pertenecen a algunos de nuestros pueblos originarios.
Es un hecho que las mujeres acceden en menor medida a financiamiento privado y, de acceder, lo hacen a través de tasas más altas. Estas limitaciones, asociadas al género, se intersectan además con otras variables como, ruralidad y pertenencia a los pueblos originarios, haciendo aún más difícil emprender o crecer con la empresa.
Por esta razón y ante este escenario, es que como gobierno regional decidimos avanzar de la igualdad de oportunidades a la igualdad de resultados, con un enfoque interseccional, en coherencia con los cambios sociales, culturales y económicos que vive Chile y el mundo.
Hemos creado instrumentos que apunten a apoyar poblaciones que históricamente han tenido mayor dificultad de acceder a la política pública de fomento productivo, con un enfoque de género, feminista e interseccional. Hemos aprobado, de manera inédita e histórica, el programa de Reactivación y Fortalecimiento de la Micro y Pequeña empresa de la Región de Aysén, apunta a apoyar a 1.000 empresas, desde emprendimientos ya instalados, como también al fomento de nuevos emprendimientos locales, potenciando el desarrollo local y el bienestar familiar de quienes participan en las empresas.
Entre las oportunidades que entrega el programa a emprendedores y emprendedoras destaca el incentivo económico extra y acumulado a mujeres, negocios en zonas rurales de la región y pertenencia a pueblos originarios. Estas características de los emprendedores incrementarán el monto del apoyo al fomento productivo desde una cantidad base entre quienes no tengan ninguna de estas características.
También, para promover, apoyar y acompañar la postulación y adjudicación, se contará con oficinas en las capitales provinciales, con el compromiso de visitar las comunas y localidades más importantes de cada provincia.
La invitación es a emprender localmente, tanto con una nueva idea de negocio, como también en negocios ya instalados. Nuestro programa, construido con participación ciudadana y en base a los datos de la región, no se queda sólo en empresas, sino también avanza en apoyar y reconocer el creciente rol de las cooperativas productoras, de consumo o de trabajadores, que fortalecen la economía familiar y el desarrollo local y sustentable.
Sabemos que juntos cultivaremos las múltiples oportunidades que entrega el territorio que habitamos, y con nuestras acciones aportamos a las grandes transformaciones que viven Chile y Aysén. Ese es nuestro desafío.
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