En plenas Fiestas Patrias, el ministro de Relaciones Exteriores de Chile, Alberto van Klaveren, y su par de Islas Salomón, Jeremiah Manele, firmaron un comunicado conjunto, a través del cual ambas partes anunciaron el establecimiento de relaciones diplomáticas.
Chile e Islas Salomón venían dialogando sobre este asunto y una demostración de aquello es que el acercamiento había comenzado en 2019, y es así que el proceso se inició durante el gobierno de Sebastián Piñera y se consolidó bajo el mandato de Gabriel Boric. Como se puede ver, no fue un gusto ideológico de uno u otro, sino que más bien se parece a una decisión con visión de largo plazo.
Seguramente muchas personas minimizarán el establecimiento de relaciones diplomáticas con Islas Salomón, un archipiélago ubicado en el Pacífico Sur y que cuenta con unos 740 mil habitantes. Además, se ubica en el puesto 155 del Índice de Desarrollo Humano y tiene un PIB per cápita de solo 2.300 dólares estadounidenses. Por si fuese poco, dirán algunos, se encuentra a miles de kilómetros de Chile y, específicamente, cerca de países tan lejanos como Australia o Papúa Nueva Guinea.
Entonces, muchos se preguntarán qué tan importante podría ser Islas Salomón para la política exterior chilena. En este sentido, hay algunas cosas que ameritan una mención. Primero, se debe empezar por lo más básico y es que Chile tiene miles de kilómetros de costas en el Océano Pacífico y, más allá de eso, el Estado siempre ha puesto un gran énfasis en esta condición. Tanto así, que Chile es miembro del Foro de Cooperación del Asia Pacífico (APEC) y de la Alianza del Pacífico. A esto se suma el Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (TPP11), el cual entró en vigencia -en el caso chileno- en febrero de 2023. Junto a esto, desde el regreso de la democracia (1990), la política exterior de Chile se ha enfocado en profundizar los vínculos con países tan relevantes como China, Corea del Sur y Japón, pero también con aquellos de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean). Como complemento, aunque aún lejos de su mayor potencial, ha generado sólidos nexos con Australia y Nueva Zelanda, los países más desarrollados de Oceanía.
Para terminar, cabe decir que este foco en el Pacífico queda demostrado con el hecho de que Chile ha firmado 16 acuerdos o tratados de libre comercio, de los cuales 13 corresponden a países del Pacífico (Australia, Canadá, Corea del Sur, China, Colombia, Estados Unidos, Hong Kong, Malasia, México, Panamá, Perú, Tailandia y Vietnam).
Volviendo a la relevancia de las Islas Salomón, tal cual se mencionó antes, Chile le ha dado una gran importancia al Pacífico, pero especialmente al Asia-Pacífico. Esto ha significado que se avanzó mucho con dicha región, pero que no se ha explorado a fondo el vínculo con el Pacífico Sur y, específicamente, con aquel que involucra a los países de Oceanía. En este punto no se puede olvidar que, gracias a la Isla de Pascua, Chile posee una estratégica proyección hacia Oceanía. Por ende, el país no puede restarse de la geopolítica del "Pacífico Oceánico" o "Pacífico Suroccidental". Por eso Chile ya había establecido relaciones diplomáticas con 17 de los 18 integrantes del Foro de las Islas del Pacífico (PIF, por su sigla en inglés) -solo le faltaba hacerlo con Islas Salomón- y en diciembre de 2021 ingresó, como «socio de diálogo», al FIP. Tomando en cuenta esto, la decisión de establecer nexos diplomáticos con Islas Salomón no solo era predecible, sino que también lógico.
Sobre el punto anterior, es fundamental que Chile siga profundizando sus vínculos con los países de Oceanía, especialmente porque, tal cual se comentó al momento de establecer las relaciones diplomáticas con Islas Salomón, se puede desarrollar un plan de cooperación en diversas áreas. Por ejemplo, en deportes, cambio climático, océanos, turismo, agricultura, pesca, acuicultura y energías renovables.
Asimismo, la política exterior de Chile en el Asia-Pacífico ha estado muy enfocada en lo económico-comercial y, en menor medida, en la necesidad de instalarse en la zona transpacífica. Por eso, se deben seguir afianzando los nexos con las potencias regionales, pero también será fundamental crear o fortalecer relaciones con otros estados. En este sentido, es imposible soslayar la creciente relevancia geopolítica del Pacífico y, especialmente, del Pacífico Sur, donde hay muchas tensiones entre diversos actores internacionales. Una de ellas tiene que ver, justamente, con Islas Salomón, que se ha convertido en un escenario de lucha entre China, por un lado, y Australia y Estados Unidos, por el otro lado.
En medio de esto quedan los demás estados insulares de la región. Es así que Islas Salomón está buscando ampliar el tipo y número de relaciones diplomáticas, ya que depende mucho de las ayudas y los recursos entregados por Australia, China y Estados Unidos. Por eso, Chile puede aprovechar esta "ventana abierta" y consolidar los nexos con un país que necesita disminuir su dependencia o, como mínimo, diversificarla.
En resumen, el establecimiento de relaciones diplomáticas entre Chile e Islas Salomón está lejos de ser un hecho anecdótico y, al contrario, es algo muy positivo para el país. No solo significa la continuidad de una política estatal (proyectarse en el Pacífico y hacerlo en las diversas zonas de dicha región), sino que también es una gran oportunidad de innovar en la política exterior. Sobre esta última, se suele criticar que sus objetivos muchas veces tienen una vocación excesivamente económica, olvidando otras dimensiones existentes en el ámbito de la cooperación, y poco arriesgada en términos diplomáticos. Esto último se relaciona con el hecho de no indagar en otras regiones del mundo que, hasta ahora, no han sido exploradas.
Así como Asia Central y África siguen siendo deudas pendientes de la política exterior chilena, Oceanía también lo es, especialmente en el caso de los estados insulares. Por lo mismo, es una buena noticia que se consolide un proceso de diversificación de las relaciones internacionales, algo que adquiere un valor aún mayor en el contexto actual, en el cual se han ido generando nuevas alianzas. Además, estas últimas ya no obedecen a las clásicas estructuras ("Occidente" vs. "Oriente" o "Norte" vs. "Sur") y son mucho más variadas y complejas, con diversas variables involucradas y traspasando las barreras geográficas. Un caso emblemático es el corredor India-Medio Oriente-Europa. Es así que las potencias emergentes, los estados intermedios y los estados pequeños (si se prefiere, "periféricos") tendrán la oportunidad de ser parte de nuevos e importantes bloques que, sin dudas, cambiarán la geopolítica de ciertas regiones.
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