El sábado pasado se celebró el Día Mundial del VIH. Una enfermedad cuya prevención y tratamiento ha cambiado enormemente desde su descubrimiento en los años 80 y su triste masificación a partir de las décadas siguientes. No por nada, tener ese diagnóstico ya no es una sentencia de muerte como lo era hace tres décadas. Esto, de la mano de la investigación y los avances científicos que permiten que hoy sea una enfermedad crónica.
Lamentablemente, en Chile los programas de prevención y educación en la materia no han sido suficientes para frenar los nuevos casos.
De hecho, según datos del Centro de VIH del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, entre 2010 y 2017 los casos han aumentado en un 96%, por sobre el promedio latinoamericano e incluso superando a África. Para empeorar las cosas, sigue el desconocimiento sobre el tema y no se ha logrado dejar de lado los estigmas que lo rodean.
Es asumiendo esta realidad que se hace necesario sumar todos los esfuerzos posibles para frenar el contagio.
Y esto significa ir más allá de hablar de la enfermedad por el hito que marca el 1 de diciembre o las altas cifras que se han dado a conocer en el último año.
Implica ampliar los espacios de conversación fuera de los hospitales y consultorios. Es ahí donde los químicos farmacéuticos toman un rol crucial.
Entre el personal dedicado a la salud, el químico farmacéutico es quien más cerca está de las personas y, posiblemente, el acceso más próximo al que tiene el grupo de alto riesgo, que está dentro del rango de los 15 y 25 años.
Y es en estas circunstancias en que el químico farmacéutico debiese ser un apoyo al aconsejar sobre prevención al momento de la compra de preservativos e, incluso, aprovechar de profundizar en la conversación para realizarse test y saber si se tiene o no el virus.
Pues cabe recordar que además de esta alza, de los 2.968 casos registrados en 2010 a los casi seis mil del 2017, el estudio calcula que hay -por lo menos - 40 mil personas infectadas que no lo saben.
Asimismo, el químico farmacéutico puede ayudar en casos de clarificar dudas sobre la aplicación (horarios o interacciones, por ejemplo) de aquellos que ya están en tratamiento con fármacos antirretrovirales y las diferencias que hay entre los distintos tipos de medicamentos.
Finalmente, e independiente del escenario,tienen un papel importante a la hora de educar a la población que consulta en las farmacias y una ayuda para conseguir los mejores resultados posibles con los fármacos y el cuidado diario.
El freno en los contagios del VIH en Chile es una tarea de todos.
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