Peso alto y culpa

Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, casi el 80 por ciento de los adultos y aproximadamente un tercio de los niños viven con sobrepeso en Estados Unidos. En ese país hay más personas viviendo con obesidad extrema que con cáncer de mama, alzheimer y VIH, juntos.

Y en Chile la situación no es distinta, incluso más crítica. El 74% de la población adulta vive con sobrepeso u obesidad, sobrepasando las cifras de EE.UU. y México.

En nuestro país casi la mitad de las niñas de 3 a 6 años dice que les preocupa estar "gorda" y esto impacta durante toda la vida. De hecho, cuando hablo con mis pacientes en edad adulta escucho historias de discriminación, de dietas extremas, de pudores con parejas o con la familia.

El problema ha sido que históricamente se culpa a las personas con obesidad por estar gordas, criticándolas de manera constante "por su propio bien", pero la verdad es que los costos emocionales que esto arrastra son gigantes.

Decirles que lo intenten de nuevo, que realicen una nueva dieta, pero en términos más duros, solo los prepara para fallar y culparse a sí mismos. Es por eso que la nueva mirada sobre este problema, invita a tratarnos con compasión, a permitirnos modificar los hábitos de manera procesual. No nos apuremos, es mejor avanzar lento pero seguro en este campo.

En lo personal y luego de estudiar la evidencia que existe, me atrevo a opinar que las dietas no funcionan en su mayoría, ni la paleo, ni la keto, ni la atkins ni ninguna. Hace casi medio siglo que las investigaciones señalan que el 96% ciento de los intentos por perder peso fracasan y un alto porcentaje de lo perdido, se recupera.

Mantener el peso perdido significa luchar contra el sistema de regulación de energía del cuerpo y luchar contra el hambre todo el día, todos los días de la vida. Absolutamente insostenible.

Reconocer y entender la complejidad en la relación de cada persona con la comida, el ejercicio y la imagen corporal es el elemento central a la hora iniciar un tratamiento ya que esto, sumado al conocimiento cabal de los ejes neuroendocrinos y la fisiopatología involucrada en esta enfermedad, puede aumentar la tasa de éxito en la obtención de un peso saludable y su mantención. Dejar la culpa de lado es un gran trabajo y un largo camino que, sin duda, será más amable si colaboramos todos.

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