La meta-mirada de los procesos sociales -y de los personales- aclara y permite que aflore, con más aceptación, una comprensión elevada de las manifestaciones de la obscuridad, la propia, la que emerge en los procesos sociales locales y mundiales, en las guerras también. Meta-mirada que ha de incluir las múltiples dimensiones de la vida, las de naturaleza material y la de naturaleza inmaterial, también.
Somos energía, todo es energía, y esta puede vibrar en altas o bajas frecuencias. En las frecuencias de mayor densidad quedan más en evidencia las polaridades partes del Todo, positivo-negativo, claro-oscuro, bueno-malo, femenino-masculino. El equilibrio se alcanza en la integración trascendente de los polos en un plano de superior vibración, donde la complementación de cada parte en un Todo superior, se hace evidente. Es así, somos una gran unidad indivisible, junto a todos los reinos y en todos los planos de la existencia.
En las sociedades, cuando la tensión de energía, a razón de los desequilibrios sostenidos en el tiempo, se agudiza, brota de modo espontáneo una agitación del ánimo en el colectivo, una aceleración de las vibraciones, que empuja a la transformación, que es siempre evolutiva, por la naturaleza expansiva del Universo.
Esa agitación, puede desembocar en choques de gran energía entre polaridades, quienes se manifiestan para cambiar el estatus quo, contra quienes se resisten a ese cambio. Miedo, rabia, desprecio, violencia, son partes de lo obscuro que de polo y polo se expresan a la luz de la transformación, como un caos que la antecede y finalmente facilita. Así es, como el carbón encendido necesario para calentar el caldero y poder transformar ingredientes antes separados en una comida.
Y ¿quiénes encarnarán ese fuego que quema y destruye sin contención?, pues las personas que vibran en esa sintonía de miedo y rabia. Insisto, desde cada bando, desde los "buenos" o los "malos", que se intercambiarán calificativo, según la vereda desde la que se mire.
Y como es afuera, es adentro. En cada ser humano, conviven luces y sombras, que han de quedar en evidencia, han de salir a la luz de la consciencia, como parte del proceso de expansión y transformación evolutiva individual.
Cuando alcanzamos la madurez necesaria para asumirse así, completa, completo, con "de todo", bueno y malo a la vez; cuando se instala el anhelo de transformarse, de armonizarse, de elevarse hacia un estado de felicidad, armonía y plenitud superior, se abre la oportunidad cierta de dar un salto hacia una estado de integración sutil, de vibración luminosa. Se materializa con ello, un estado de consciencia que acepta lo que toque como una oportunidad para avanzar, sin negarse a sí misma, mismo.
En el plano social, habitualmente se tiende a rechazar a uno de los bandos, perpetuando la polarización, dificultando la integración complementaria virtuosa entre los opuestos. Mismo sucede con el auto-conocimiento, tendemos a rechazar, a mantener en la inconsciencia, partes o aspectos del sí mismo difíciles de aceptar.
Las conductas delictuales desde las comunidades, los abusos de poder desde las instituciones, son manifestaciones reales, naturales desde un cierto plano dimensional de la existencia, que si se asumen como parte de un proceso de superior envergadura, podrán ser abordados sin rechazar el fenómeno ni cada parte, y abrir innovadoras maneras para "salir por arriba" a la hora de proponer soluciones.
Por supuesto que no es fácil instalarse desde un paradigma trascendente a comprender la propia vida y los fenómenos sociales en actitud verdaderamente amorosa, pero es posible. Hace falta para ello bastante humildad y la intención sincera de trabajar para acceder a una comprensión superior.
Hoy día quienes lideran los procesos en los diferentes países, siguen instalados desde un paradigma excluyente, que no abraza a todos los seres y reinos presentes en la Vida toda. Así las cosas, parece ser útil que cada cual cultive en sí misma, mismo, la armonización trascendente de sus luces y sombras a la luz de la elevación expansiva de la consciencia. Ya sea en grupo o en solitario, parece ser un buen aporte, para irradiar a más.
Mecanismos o caminos posibles, hay muchos. Si se experimenta el anhelo sincero de ganar en coherencia personal primero, antes de exigir a las comunidades un comportamiento en armonía, paz y amor, aparecerán por atracción vibratoria, las oportunidades.
Siento mi respiración, y me reconozco en cada cual, y con todos los reinos, con la vibración planetaria. Somos Uno, y no existe posibilidad de que ganen unos a costa de otros. Vamos a más, es un salto evolutivo natural y cósmico, trascendente, absolutamente incontrolable.
Siento mi respiración, los sonidos que rodean, el latido del corazón en el pecho, una vibración sutil en todo el cuerpo que a ratos se intensifica, al cerrar los ojos, una intensa luminosidad...paz, confianza, amor, emoción, gratitud.
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