En Chile persiste una realidad preocupante: casi cinco millones de personas mayores de 18 años no han completado su educación media (Casen 2017). La situación es aún más crítica en el caso de las personas con ceguera: se estima que el 80% de esta población no ha rendido cuarto medio (Endide 2022), un requisito básico para acceder a mejores oportunidades laborales en el marco de la Ley de Inclusión Laboral.
Conscientes de esta problemática, la Mesa de Educación de la Comunidad de Organizaciones Solidarias de la Sociedad Civil (COS) de la que formamos parte, se reunió en agosto con parte de la Comisión de Educación del Congreso para exponer esta situación y, desde nuestra vereda, visibilizar los principales obstáculos que enfrentan jóvenes y adultos con discapacidad visual, en específico la limitada oferta de programas educativos inclusivos y la imposibilidad de rendir exámenes libres en condiciones inclusivas, sumado a la falta de voluntad de los centros educacionales a cargo de la formación de estos jóvenes y adultos, y exámenes.
La presidenta de la Comisión de Educación, diputada Mónica Arce, ofició al Ministerio de Educación con el fin de mejorar la oferta educativa y garantizar accesibilidad en los procesos de evaluación. Sin embargo hasta ahora, no se ha tenido respuesta formal por parte del Mineduc.
La Ley de Inclusión Laboral, y todas sus modificaciones, son un avance para las personas con discapacidad en Chile, sin embargo, muchas veces los cargos disponibles quedan desocupados por falta de preparación de las personas, en un círculo vicioso que tira por la borda la oportunidad, por ejemplo, de que personas ciegas o con baja visión puedan tener un trabajo, acceder a remuneraciones más altas y mejorar su calidad de vida. Por ello, urge que el Mineduc entienda la importancia de estas peticiones, de que las personas con discapacidad visual tengan la oportunidad de retomar sus estudios, cuenten con cuarto medio rendido y puedan, si así lo quieren, continuar con sus estudios superiores, profesionalizándose y accediendo a otras alternativas laborales; y a su vez, rompiendo estereotipos y cambiando la cultura de inclusión en otros sectores de la sociedad.
Por otra parte, mencionar que muchas veces la piedra de tope para avanzar en estos temas es la falsa creencia respecto a los costos asociados a los ajustes de accesibilidad para la discapacidad visual. Efectivamente, hay materiales y adaptaciones que tienen un valor más elevado, tales como la impresión en braille o realización de materiales en relieve, sin embargo, desde nuestra expertise creemos firmemente que la incorporación de tecnologías de apoyo y/o tiflotecnologías, como por ejemplo la utilización de documentos digitales accesibles con lectores de pantalla, son claves, pues son infinitamente más viables en términos económicos para el Mineduc, y tienen un acceso más universal también para las personas ciegas o con baja visión.
Con voluntad y realizando los ajustes necesarios, podemos lograr que la educación sea accesible, y con ello favorecer las trayectorias laborales de las personas con discapacidad visual, aprovechando al máximo la Ley de Inclusión Laboral. Y así, con las personas ciegas y con baja visión ejerciendo su derecho a tener un trabajo remunerado y aportando con sus vivencias y saberes al mundo laboral, transformar nuestra sociedad en una más justa, rica y diversa.
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