Masa crítica espiritualizada en el Senado

Lo que toca como humanidad, es alcanzar un funcionamiento mejor integrado. El desafío es dar un salto evolutivo, alcanzar otra jerarquía de integración trascendente y a la vez capaz de respetar las diferencias. Reconocernos como partes de un Todo, un solo organismo, conectado, articulado e interdependiente. Desde ahí, lo único razonable es la búsqueda del bien común. Ya muchos lo afirman, no pretendemos autoría al respecto. El Dalai Lama, entre muchos otros líderes, lo viene señalando claramente.

Lograrlo requiere soltar el modo habitual de funcionar, pasar a un modo distinto, de otro orden.Las reivindicaciones de lo que ha lugar como lo justo deben transformase, enriquecerse, necesariamente.

Cuando los argumentos para definir los límites marítimos entre dos naciones vecinas y hermanas se centran en las viejas rencillas, con argumentos leídos desde el interés mezquino del ganarle al otro, se hace muy difícil la tarea, imposible experimentar satisfacción completa.

Desde esta lógica, para que uno gane, el otro deberá perder, y cuando el que pierde es mi hermano, aquel con quien comparto dolores, alegrías, historia y desafíos comunes, no podrá ser pleno mi estado de satisfacción.

Desarrollar la capacidad de instalarnos en un nuevo paradigma, una nueva perspectiva de modo operativo, requiere desarrollar la capacidad de observar, de ver distinto. Ser capaces de ampliar y profundizar el foco, instalarse en una mirada panorámica que trascienda la pequeñez y engrandezca los objetivos.

Es un interesante desafío, potente, la intrepidez será necesaria para salvar la fuerte resistencia del status quo. Pero es así, el llamado es de ese calibre, necesitamos aprender a mirar y funcionar desde otro plano de observación, con otra cualidad de integración.

Somos ya un buen número de seres humanos, ciudadanos, que habitamos este territorio de las empanadas con merkén y vino tinto, con diferentes trayectorias, profesiones, oficios, experiencias de vida, genuinamente interesados en buscar el bien común a través de esta vía de desarrollo, la de instalar otra mirada, un nuevo paradigma para funcionar.

Habiendo investigado, intervenido y constatado el efecto que tiene expandir la percepción sobre el Observador, la Conciencia, nos encontramos ofreciendo nuestro trabajo en esta dimensión del desarrollo en el Poder Legislativo chileno.

Contamos con el apoyo, el respaldo o sintonía explícita, de la Vicepresidencia del Senado, el senador Alejandro Navarro, del presidente de la Comisión de Educación, el senador Carlos Cantero y de los senadores Ricardo Lagos Weber, Guido Girardi, Juan Pablo Letelier y Fulvio Rossi; los diputados Guillermo Teillier, Hugo Gutierrez, René Zafirio, Adriana Muñoz, han manifestado de diferente modo su sintonía e interés para con nuestro esfuerzo y perspectiva.

Diversos representantes de la civilidad, nos convocamos en los salones del Senado en Santiago, para producir momentos de integración, expansión, vinculándonos como seres humanos esencializados. Afirmamos la presencia de una dimensión sutil, inmaterial, común, como un hecho cierto, que obliga a integrarla concientemente en nuestros encuentros, nuestro trabajo, en nuestra manera de buscar respuestas a los desafíos comunes, aquellos que como sociedad enfrentamos.

Diseñamos momentos, abrimos espacios, para el encuentro, para abordar temas como educación, adicciones, desarrollo humano.

Convocamos a otros también convencidos de que llegó el momento, que “ya es ahora”, nos asumimos como una muestra viva de integración, trascendemos diferencias y nos enriquecemos de las mismas, los ánimos belicosos se diluyen en medio de la gracia de ser capaces de –también- estar juntos, reconociendo ese plano de unidad. Todos nos vamos más contentos, valorando la experiencia, con distintos grados de comprensión acerca de lo que juntos vamos alcanzando.

Hemos sido capaces de irradiar coherencia, vivir integración, el resultado es muy superior a la suma de las partes.

Es un proceso, todo se va tejiendo en el día a día, en los pasillos, en las reuniones, en las comunicaciones directas y virtuales, en nuestros propios momentos de afinamiento y preparación.

Siempre en ejercicio esta intención, la de estar atendiendo estos dos planos de la existencia: el material, concreto, donde habitan las palabras, las diferencias y el inmaterial, sutil, anterior a las palabras del entendimiento clásico, donde habita el espíritu y donde se experimenta unión y trascendencia.

Pasa de todo, se lee perversa nuestra intención, es raro, ¿qué ganancia personal andarán buscando? ¿a quién están perjudicando? También nos atienden con cariño y se agradece nuestra presencia.

En eso estamos, así tal cual, interviniendo, colocando luz, haciendo visible el plano espiritual de la existencia en el Senado, incorporándolo, reconociéndolo objetivamente en la acción.

Como suele ser cuando se trabaja desde esta dimensión, los logros se van develando, tornando evidentes, de un modo que sorprende, no se ajustan a la lógica de las leyes newtonianas de causa –efecto. Obedecen a leyes de la física moderna.

Sin duda ya está aconteciendo transformación, las resistencias que aparecen en el camino son las primeras señales, de a poco iremos reconociendo otros efectos.

El despertar de la conciencia del ser humano ya es un hecho, la masa crítica sale a la luz.

Estamos prontos a ser testigos de saltos evolutivos de carácter cuántico.

Ya llegará el momento, en que la estrategia sea que naciones hermanas nos instalemos a mirar juntos lo que resulta más razonable para el bien de todos.

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