Por nuevas formas de representar la vejez
"No puede ser que en la zona de estacionamientos para la tercera edad se nos represente con la figura de un viejo encorvado con bastón", manifestó el reconocido arquitecto Patricio Gross hace un par de días en un medio de comunicación. Su declaración es parte de una entrevista en la que reflexiona sobre la experiencia de ser mayor y la discriminación que viven diariamente las personas de 60 años y más por motivos de edad.
La declaración de Gross se suma a la de muchas personas mayores que en este último tiempo han alzado la voz para visibilizar los estereotipos asociados a la vejez y las discriminaciones con las que deben lidiar por el solo hecho de haber superado el medio siglo de vida. Este tipo de acciones se denomina "edadismo", que comprende tres dimensiones: estereotipos, prejuicios y discriminación, asociado a lo que pensamos, sentimos y actuamos respecto a las personas en relación con su edad.
La pandemia del Covid-19 sacó a la luz una serie de edadismos hacia las personas mayores, vinculados con la enfermedad, la vulnerabilidad, la fragilidad y el deterioro. Es cierto que un segmento de la población mayor se encuentra en una situación de vulnerabilidad, sin embargo, más del 85% de los chilenos y chilenas mayores de 60 años son autovalentes, es decir, son capaces de realizar las actividades básicas de la vida diaria de manera autónoma e interdependiente. Es importante tener en cuenta que la vejez es una etapa de gran heterogeneidad y eso está dado por las diferentes características de cada persona, pero también por sus historias y trayectorias de vida.
Los estereotipos (lo que pensamos) relacionados con la edad mayor se manifiestan de distintas formas, una de ellas son las representaciones icónicas, como muy bien señala el arquitecto Gross. En la actualidad, los íconos que buscan representar a las personas mayores se asocian generalmente a la discapacidad física o a rasgos identitarios obsoletos que no corresponden a las características socioculturales contemporáneas de la población mayor.
Esta iconografía, que se utiliza en diferentes infraestructuras públicas y privadas, así como también en múltiples contenidos digitales, va perpetuando imaginarios negativos en torno a la vejez que pueden conllevar distintos tipos de discriminación. Por ello, es fundamental producir un nuevo material que rescate los aspectos positivos del envejecimiento, representando a la persona mayor también como un actor relevante de la sociedad, que aporta y contribuye desde su experiencia y crecimiento personal alcanzado.
En 2017, el Centro Gerópolis de la Universidad de Valparaíso, con el auspicio de la Organización Panamericana de la Salud, llevó a cabo el concurso nacional de diseño "Íconos de personas mayores sin discriminación", que tuvo como ganador el set de 50 íconos "Patrimonio mayor", creado bajo los enfoques de género, envejecimiento activo, diversidad sexual, interculturalidad e intergeneracionalidad.
Algunos de estos íconos retratan a personas mayores que han derribado estereotipos vinculados a la vejez, como el caso de Bruno Bernal, un reconocido atleta porteño premiado por el Club Deportivo Santiago Wanderers, que a sus 80 años de edad participaba en distintas maratones. Otro de los íconos representa la historia de Elena Gálvez, una mujer de 90 años que se hizo conocida en redes sociales por recorrer 30 kilómetros diarios en bicicleta. Es probable que después de casi cuatro años este set de íconos pueda parecer algo edadista, sin embargo, constituyó el primer acercamiento a la creación de una imagen más positiva de esta etapa de la vida.
La invitación es a seguir cuestionando las representaciones desactualizadas de la vejez y alzando nuestras voces cada vez que nos enfrentemos a ellas, pero además, visibilizar la diversidad de las vejeces, de manera que estas representaciones que nos hacemos de las personas mayores respondan a esa heterogeneidad.
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